miércoles, 6 de julio de 2011

Y... en un principio... Por: Fernando Álvarez Díaz.


En una entrada anterior, "¿ADÁN Y EVA... TENÍAN OMBLIGO?", hablamos sobre el Génesis y la teoría de la evolución, hoy quiero compartirles este texto, muy interesante, en tres partes. 

Esta es la primera: 





En el principio fue la Gran Explosión. Desde hace 15 mil millones de años el Universo existe y se expande. 

200 mil millones de galaxias pueblan el espacio y el tiempo. 

Una de ellas es la Vía Láctea. 

                                               

200 mil millones de estrellas gravitan en su brillante espiral. 

Una de ellas, amarilla y mediana, es el Sol. 

 La estrella más cercana al Sol es Alfa Centauri. Se encuentra a 40 millones de millones de kilómetros.
 
Llegaríamos a ella después de cuatro años y tres meses cabalgando un rayo de luz.

La Luna tarda un mes girando en torno a la Tierra. 

La Tierra tarda un año en torno al Sol. 
El Sol, 220 millones de años en torno al disco incandescente de la Vía Láctea y a su inquietante agujero negro. 

La Tierra cumple su órbita a 108 mil kilómetros por hora. 
En los bordes del Universo, los quásares se desbocan a casi 300 mil kilómetros por segundo. Los observamos hoy tal como brillaban en el alba de las galaxias. 


Nuestro planeta, el tercero a partir del Sol, se condensó hace 4 mil 600 millones de años. 

Polvo de estrellas, moléculas complejas liberadas por supernovas alcanzaron la naciente Tierra. 

Al poco tiempo, aparecieron en el agua los primeros replicadores, formas ancestrales de la vida. 

Las algas verdiazules aprendieron a comer luz y llenaron los océanos. 

Después de centenares de millones de años las células errantes se asociaron en colonias. 

Ellas inventaron el sexo y su inevitable compañera, la muerte. 

En los mares del Cámbrico y en los continentes emergidos estalló la diversidad. 

30 mil millones de especies han vivido durante la historia de la Tierra y sobre su frágil envoltura sólida. 

La Naturaleza fue seleccionando, con paciencia de relojero, las que mejor se adaptaban al entorno. 


Hace 65 millones de años un meteorito gigante aniquiló a los dinosaurios y a una multitud de seres vivos. 
Por esta casualidad, prosperaron los mamíferos.

 
Carl Sagan, Miles de Millones, Ediciones B, Barcelona, 1998. 
 

CONTINUARÁ

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