lunes, 26 de diciembre de 2011

POR OTRO CAMINO.- Por: Martín Valmaseda


Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.” (Mateo 2, 1-12).

Por otro  camino volvieron  los  Magos de oriente.
Ellos buscaban, siguiendo una  misteriosa estrella, al rey de  un   extraño  reino. Les dio pistas otro  monarca prepotente  y     astuto: ¨Díganme dónde está que a mi también me interesa¨. 
Ellos siguieron tras la estrella y   encontraron a quien buscaban. A pesar de la pobre apariencia de ese chiquitín,  lo aceptaron, lo adoraron, le dejaron sus regalos y se volvieron a  su tierra contentos  de haber encontrado al rey de un nuevo reino.
Pero  en sueños alguien les avisó oportunamente que no volviesen por donde el tirano Herodes,  y se fueron por otro camino…
¿Qué camino?.
…   …   …
En  todos los siglos posteriores ha habido muchos buscadores de Jesús que  han llegado a encontrarlo.
Unos, como los pastores, fueron donde él  por un  camino  de ángeles , simple y directo , sin reyes de por medio. Lo adoraron, le dejaron algún corderito para que Murillo pudiera mejorar sus pinturas. Luego, volvieron   a su trabajo,  al servicio del ganadero. El ganadero no se daba  cuenta de que  los pastores se habían traído con ellos  otro pastor que los tenía inquietos  y entusiasmados.
Otros, como los magos,  fueron avisados  por un sueño inteligente.  Comprendieron  que, si volvían por  donde vinieron, intentarían utilizarlos  para…  eliminar   al  pequeño príncipe  capaz de  hacer  sombra a cualquier Herodes. Por eso escaparon por otro camino a otro reino, sin  reyes prepotentes.
……………………………………


¿Quieren  que pasemos esta vieja historia  a nuestra actualidad…?:
Desde que aquello pasó hasta nuestros tiempos  en torno a  aquel pequeñín (que creció, molestó anunciando otro reino, lo mataron, pero sigue vivo) se ha ido organizando  una sociedad internacional que llaman “Iglesia”.
Pero   en esa iglesia   se ha  reunido   gente  diversa:  
&.- Unos, como  los pastores, simples y directos, siguen fieles al niño que descubrieron en la choza, sin mucho análisis ni reflexión. Pero siguen fieles.
&.-Otros, a través de los años, han tenido peor  suerte. Descubrieron  a Jesús después de atravesar un mundo hostil, de luchas  por el  poder. Pero un mundo que se presentaba  civilizado y atractivo.
Llegaron  donde el niño aquel, lo adoraron,   Intentaron guardar en sus corazones y pensamientos su encuentro...   Pero al volver a su vida de siempre lo hicieron “por el mismo camino”   y se volvieron a encontrar con los mismos herodes de siempre.  Herodes que  se llamaban poder, propiedad  absolutamente privada,  competencia…. 
Esos  que volvían deslumbrados de  la choza querían seguir fieles al  niño  de Belén, al hombre de Nazaret. Intentaron mantener su fidelidad al niño pero no querían  perder las ventajas del viejo camino bordeado de lujosos  edificios y bancos.  Su marcha se hizo cada vez más  lenta. No se daban cuenta de que esa ruta  era incompatible con el Jesús que habían encontrado.  Hicieron  grandes monumentos al dicho Jesús, celebraron grandes  eventos en su homenaje, sin darse cuenta de que tenían infiltrados  en su comitiva a   secuaces de Herodes,  que, para  manejarlos, se disfrazaban de  lo que fuera, hasta de pastores.  
&.-Pero  hubo otros  magos buscadores a quienes  se les iluminó en sueños la conciencia y se despertaron.  Ellos  se dieron cuenta de  los herodes que también hoy  buscan  al niño para matarlo, para hacerlo desaparecer de su memoria y de su vida.  Por  eso, los avisados, después de descubrir al niño se lo llevaron en el corazón por otro  camino. Por él siguen caminando hacia otro reino.



Consecuencias prácticas de esta historia:
Las consecuencias son que, quienes   vuelven “por el mismo camino”,  están, muchas veces  sin querer, metidos en un laberinto.  Tienen a su alcance  los bancos, los distintos medios  de comunicación, los grandes templos, los colegios y universidades  y los centros donde se “arregla” el mundo.  Consideran que la Iglesia de aquel pequeño Jesús es de  ellos solamente.
En cambio los que,  avisados, se  han ido “por otro camino” lo tienen más difícil. Se encuentran más desprotegidos.  Los del viejo  camino les  tientan, les llaman invitándoles  a sus eventos, les ofrecen las ventajas de sus calles bien asfaltadas, si  no hacen caso les  acusan de  ingenuos, locos o rebeldes…
 Los del viejo camino presumen de que con ellos está la juventud.  Mientras  que los del nuevo, van envejeciendo  solos.
  Así parece.  Eso sucede  porque  la juventud  que  esta en contra de los Herodes también se acaba poniendo en contra de la Iglesia del viejo camino  Se les  aparece como la única  en el mundo. Y como esa iglesia  no les  va… pues se marchan de ella
En cambio otros  jóvenes  adormecidos sin soñar nuevos  caminos…  esos sí  acuden hipnotizados en masa a los eventos que les ofrecen. Eventos donde solo hay que aclamar y cantar pero sin  caminos nuevos  que descubrir. Todo es allí  más cómodo y reluciente.
Sería   importante que los magos del “otro camino” supieran mostrar a  los jóvenes  indignados contra  los herodes de turno, que también hay quienes hoy siguen  nuevos caminos. Que eso que llaman Iglesia, la fiel al muchachito de Belén, Nazaret, Gólgota, se encuentra especialmente en los caminos nuevos rebeldes y  arriesgados.  
El convencer de esto a los jóvenes depende  de  quienes descubrieron al Jesús indignado. Que  muestren ellos  su indignación contra todos los herodes y su reino  y  demuestren que hoy es posible y necesario  volver… por otro camino.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL VIRREY


En San Cosme muchas veces escuchamos las historias, de boca del Sr Cura, y de nuestros amigos, acerca del Virrey, que aparecía en la casa parroquial y caminaba rumbo al presbiterio. Vestido a la usanza española antigua, dirigía sus pasos al lugar en donde conocíamos se encuentra su sepulcro. Alguna vez, jugando ping-pong en nuestro salón, los amigos que nos encontrábamos ahí, escuchamos unos pasos que se dirigían a nosotros, pero no llegaba nadie, no había nadie, y se lo atribuíamos al Virrey. Susto tras Susto. El cuadro del monje franciscano, cuyos ojos brillaban al fondo de su capucha y era lo único que podía apreciarse de su cara y que alguna vez vieron deambular también por los pasillos. ¡Chácharas! Gritaba el ¡"Chacharitas”, personaje en la parroquia en aquellos años, a quien el padre permitía habitar un cuartito en la casa parroquial y quien, bajo el efecto hetílico de su agua bendita también nos platicaba haber visto al Virrey.
El 27 de septiembre, fiesta de los Santos Cosme y Damián, se organizaban las kermeses y participábamos poniendo los puestos que nos prestaba el Pato Pascual y en los puestos de juegos, gelatinas, raspados, -una vez, de colores raros, azul, morado, verde, que tuvieron mucho éxito a pesar del frío que hacía- el grupo de señoras con la tómbola y los pasteles, las madres del Verbo Encarnado con el comedor en el claustro, ofreciendo pozole, mole y otros antojos, mis papás, en el registro civil, -ahí me casaron con Carmen, y treinta y tantos años después, a la fecha seguimos disfrutando aquella unión- la cárcel, en donde una vez pusimos al “pelochas”, cráneo que rescatamos de los restos humanos que se exhumaron en las reformas del templo.¡Qué recuerdos!
Pero ¿quién mejor que Alberto Barranco para hacernos éstas remembranzas? Aquí les presento la segunda parte de
 
Ciudad de la Nostalgia/ Historias de San Rafael
Segunda parte

Por 

Alberto Barranco Chavarría

Y dicen que a Don Domingo de Cantabrana lo sorprendió una terrible tormenta a la mitad del camino hacia Tacuba, buscando refugio en el convento, y "siendo obsequiado por los religiosos durante la noche, con los agasajos que su pobreza les permitía dar".
Tan profunda fue su gratitud, que de su peculio salió el costo de la iglesia, sin exigir el patronato correspondiente, en lo que al amanecer de la Nueva España había sido hospital de indios forasteros, atendido por los franciscanos recoletos de la reforma de San Pedro Alcántara, y más tarde el convento de los Descalzos Viejos.
La obra, cuya primera piedra colocara el arzobispo Payo Enriquez de Rivera, duró dos años y cuatro meses.
La consagración llegó el 13 de enero de 1675.
En el presbiterio de la hoy parroquia de San Cosme y San Damián, eje, referencia, signo urbano del barrio que lleva el mismo nombre ("La parte más amena, más saludable y agradable de la ciudad", escribiría Manuel Ramírez Aparicio en su obra "Los conventos suprimidos en México"), y de la colonia San Rafael, estuvo alguna vez el sepulcro del Virrey Marqués de Casafuerte y Caballero de la Orden de Santiago, Juan de Acuña.
A la muerte, por problemas de gota, del hombre al que el pueblo bautizara como Gran Gobernador, se ordenó disparar los cañones cada 15 minutos, hasta totalizar 467 truenos. Y cada media hora las campanas todas repicaban a duelo. Y en toda Nueva España se celebraron 400 misas. Y 180 cofradías fueron a la procesión del cadáver...

Y aunque la procesión de locatarios del mercado llegaba cada 27 de septiembre, fiesta de los santos Cosme y Damián, con mariachis, estandartes y porras al calce. Y aunque las posadas se vivían al calor de las letanías, el olor de los tejocotes y las piñatas rellenas de zapotes. Y aunque en la festividad del Santo Cura de Ars, el párroco José Fidel Quintana convocaba a los ricos más ricos de la colonia a comer en el átrio con los pobres más pobres...
...la página más colorida de la iglesia eran sus kermesses, a las que no faltaba la tómbola, el pozole, las enchiladas de mole, las naranjas con chile piquín; el tiro al blanco con dardos; la capirotada, el atole champurrado, las quesadillas de flor de calabaza; los huevos con confeti, los pollitos vivos, el registro civil...y la cárcel para los reacios a casarse.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

HISTORIAS DE SAN RAFAEL


Hace algunos años, cuando cantábamos en la misa de 11 los domingos, en el coro de la Parroquia de San Cosme, vivimos una experiencia singular. Era una boda. Los novios frente al altar. El padre oficiando la misa, Todo transcurría normal. Cantábamos y nos llenaba de orgullo estar ahí. Eran ya varios años que el coro de San Cosme reunía a nuestras familias en misa. Recuerdo que después del ofertorio, la figura de una viejecita apareció por el pasillo central, caminando hacia el altar, despacio, y a cada paso se veía en su cara el dolor que le causaba el caminar. Nos causó extrañeza porque iba vestida de novia. Su vestido blanco percudido por el tiempo, su velo sucio y maltratado, un paraguas en la mano derecha como bastón y en la mano izquierda, su bolsa del mandado.
No dudó en llegar hasta situarse a la derecha del novio. Del otro lado, la novia oficial. La escena provocó un murmullo generalizado en un momento de la misa en que deberíamos estar orando, en silencio.
Mario, uno de los compañeros del coro, tuvo la intención de arreglar la penosa situación y discretamente se acerco a la ancianita. Por detrás, intentó sujetarla de los brazos para hacerla a un lado, pero ¡ZAZ!, ¡SOPAS!
La ancianita presintió el intento de Mario por retirarla del lugar y, sorpresivamente utilizó su paraguas como espada y cual mosquetero le propinó una estocada en la garganta a Mario que impulsivamente y por su destreza en las artes marciales, pudo sujetar a la ancianita entre sus brazos. La escena era entre cómica y dramática. La abuelita forcejeaba, los feligreses se escandalizaban. El Padre hizo una pausa, y después de ver que no había manera de hacer a un lado a la novia espuria, le pidió a Mario que la dejara en paz. La Misa prosiguió hasta el final con el novio con dos novias.
Esta anécdota me da pie para presentarles la narración de Alberto Barranco, miembro fundador de nuestro movimiento, quien hace algún tiempo escribió “Ciudad de la Nostalgia”.- “Historias de San Rafael”, (nuestra colonia) publicada en el periódico Reforma y que les presento en tres partes.
Estoy seguro que a los amigos que ya lo leyeron les gustará recordar estas historias, como cuando las platicábamos en nuestras reuniones en el Sanborn´s de insurgentes. Y para los que no las han leído, les encantará conocer los orígenes de nuestro barrio. Cuántos recuerdos. 
 
Ciudad de la Nostalgia/ Historias de San Rafael
Primera parte

Por 

Alberto Barranco Chavarría


(16-Jun-2002).-

"Ego te absolvum..."
Al eco del espanto de la batalla, la palabra gris del viejo fraile dieguino sonaba a sacrilegio. Se diría ajeno a la punta de la daga apremiando su costado. Ajeno al brillo de las espadas. Ajeno al duelo de los gritos. Ajeno a la ausencia de ornamentos, altar, campanas, incienso, misal, bancas, redinatorios, sedas, vinajeras, velas, velos, arras, anillos...
-Si alguno de los presentes conoce algún impedimento...
Ella, originaria de Filipinas y vecina del barrio de San Cosme, se llamaba Ignacia María Cruzat, La China, para más señas. El, originario de Sevilla y vecino del callejón de Medinas, se llamaba Domingo Sánchez De Tagle.
No hubo amonestaciones.
De hecho, a la boda, cobijada por lo profundo de la noche y bendecida por la pura portería del convento de los Descalzos Viejos, llamado luego de Nuestra Señora de la Consolación, sólo acudirían, sin galas ni invitaciones, sin vestido blanco ni jubón de seda negro con alforzas y encajes blancos, los seis hermanos del novio y las tres criadas de la novia.
El amor invencible de la riquísima heredera del ex gobernador de Filipinas, Honorato Cruzat, y el caballero que se había jugado la vida por ella en duelo de capa y daga con el conde de Santiago. La eterna historia de la negativa de mano; la huída; el depósito de la novia; la ceremonia furtiva...
-¿Acepta usted por esposo...? ¿Quién les fue con el chisme a los primos de La China? ¿Quién llevó a la mujer que juraba ser la esposa legítima del novio? ¿Quién desnudó la primera espada? ¿Quién pidió al cura confesar al novio al vuelo del escándalo? ¿Quién curó el desmayo de la bellísima filipina de pelo inmensamente negro y ojos color miel? El hecho es que a la media noche, cruzado al fin el laberinto del "Hasta que la muerte los separe...", la vieja calzada de Tlacopan, a la vera del acueducto de La Verónica, estaba llena de corchetes, arcabuceros y lanceros, enviados por el mismísimo Virrey de la Nueva España, quien hizo expedita justicia en bata.
Después de pagar una multa, ¡válgame Dios!, de 20 mil pesos oro -el costo de 50 mansiones veraniegas en el barrio de San Cosme en 1703-, Domingo Sánchez de Tagle sería escoltado a Veracruz, donde tomaría un barco rumbo...al destierro. Sus hermanos cubrirían, entre todos, una multa de 10 mil...
A su vez, los parientes de La China, diez mil pesos de pena pecunaria al calce, tendrían su casa por prisión durante seis meses...tiempo suficiente para que Ignacia María Cruzat profesara en el convento de San Lorenzo.
Qué importaban los ruegos de la mitad de la corte, incluídos los de la señora virreina, quien le levantaría tres semanas el habla a su marido, en favor de los enamorados.
Qué importaba la confesión de la supuesta legítima, quien había regresado el caudal cubierto por su actuación. Qué importaba la codicia de los Cruzat.
Lo cierto es que un mes después La China moría de fiebres...tabardillo, decían los médicos, dejando a su legítimo esposo y marido la mitad de sus bienes...y la otra a una casa de niños expósitos.
Y dicen que de vez en vez llega a la iglesia, dedicada luego a los santos gemelos, médicos ambos, Cosme y Damián, con la esperanza de casarse, ahora sí, como Dios manda.