jueves, 17 de febrero de 2011

EL RITO

  
Este viernes se estrena en México, la película “El Rito”, en la que se aborda nuevamente el tema del Diablo y de su naturaleza, y se abre el debate acerca de su existencia y las forma en las que se manifiesta, como se trata en esta película en la que Anthony Hopkins interpreta el papel de un Sacerdote Exorcista. A continuación transcribo una entrevista al actor en la que nos habla del planteamiento de la película y nos da su opinión personal sobre el tema, y enseguida, las declaraciones del  sacerdote católico Padre Ernesto María Caro Osorio sobre lo que nos dice la Biblia y la doctrina católica, de la existencia del diablo. Muy interesante para documentarnos en el tema antes de ver la película, no creen?

El veterano actor británico ganador de un Óscar es el protagonista de esta cinta que se estrena este viernes.
Anthony Hopkins ha mantenido esa solidez histriónica que el público puede constatar con el poder de ser alguien más en cada uno de sus roles. Ahora, a los 73 años, se transforma en un sacerdote exorcista en El rito, la película del sueco Mikael Håfström, que se estrena este viernes en los cines del país.



¿Cómo llegó al proyecto?
Cuando conocí a Håfström, tuvimos varias charlas acerca del tema de la fe, el bien y el mal y, entre esas conversaciones, nos dimos cuenta de que había muchas cosas interesantes qué debatir sobre el tema, así que valía la pena llevar el guion al cine.
Efectivamente, tocar el tema de la lucha contra el demonio no deja de ser interesante... No podría decir qué es lo que pienso sobre todo esto. Colin O'Donoghue, mi compañero de reparto, es un cura joven que duda del exorcismo y con él se abre el debate sobre si existe la presencia humana del diablo, o si todo es causa de un desequilibrio mental.
Y usted, ¿cree en el diablo?
Como no soy un teólogo, me resulta difícil pensar qué creer al respecto. Yo soy como Sócrates: sólo sé que nada sé. Pienso que todos tenemos acceso a un puente que nos lleva a un lado muy oscuro de cada uno de nosotros, si lo elegimos.
Todos tenemos personalidades con dualidad, algo que ha venido evolucionando por miles de años y que hace que la filosofía sobre el bien y el mal se crea establecida. Pero aquellos que piensan que el debate sobre si el diablo existe o no está resuelto, deben tener mucho cuidado.
¿Tuvo la oportunidad de presenciar algún exorcismo?
A diferencia de algunos del equipo de producción y del elenco, yo no pude ir a ninguno. Por ejemplo, O'Donoghue estuvo en Roma mucho más tiempo que yo, y fue a ver un exorcismo con el padre Gary, un sacerdote que tiene las facultades para realizarlo. La cuestión es que el debate sigue: ¿existen estas cosas? No sé en qué medida la Iglesia Católica está involucrada; pero, su postura es firme respecto al bien y el mal.
Yo le pregunté al padre Gary si creía, y él me dijo que sí. Al cuestionarlo cómo sabía que era cierto, me dijo: "Cuando los miras a los ojos, te das cuenta".
Su personaje pasa por varios estados emocionales. ¿Le recuerda algo de Hannibal Lecter (su inolvidable papel en 'El silencio de los inocentes')?
Mi papel es el de un hombre que, aparentemente, es de Dios y, de repente, se convierte en alguien parecido a Hannibal Lecter, ya que lo mencionas. Es un personaje complejo, de esos que nunca dejan de ser un desafío para cualquier actor. Pero ya llevo mucho tiempo en este oficio, por lo cual no tengo que creer necesariamente en el demonio para llevar el rol dentro de mi pellejo.
En la película usted habla varios idiomas...
Cuando tengo que decir diálogos en otros lenguajes, lo que hago es aprender las líneas, como ahora que tuve que hacerlo en italiano y en latín. Pero los idiomas no son algo fácil para mí, lo confieso.
Mi esposa Stella, que es colombiana, trata con mucha frecuencia de decirme cosas en español, pero es un idioma sumamente difícil de aprender, lo cual es una pena.
MARIO AMAYA 
PARA EL TIEMPO 
LOS ÁNGELES

Padre Ernesto María Caro Osorio:



Uno de los temas que poco se tocan, o que se tocan con poca seriedad es el tema del demonio. Esto ha hecho que, sobre todo en la actualidad, mucha gente dude incluso de su existencia, atribuyendo el mal a situaciones puramente psicológicas o de orden natural. La Sagrada Escritura es consistente en afirmar la existencia de este ser espiritual, el cual, busca por todos los medios de destruir al hombre y su felicidad. 
El Demonio es una creatura creada por Dios, por lo que en su origen fue bueno. La Escritura nos dice que su nombre era Luzbel, es decir "luz bella". Diferentes comentaristas de todos los siglos lo identifican como el ángel más bello, el cual debido a esa extraordinaria belleza se llenó de soberbia y se reveló contra Dios, siendo así arrojado de su presencia para siempre. "La Iglesia enseña que el demonio primero fue un ángel bueno, creado por Dios como dice el Concilio de Letrán "El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí mismos malos"(DS 800)" CIC 391.
Cuando hablamos del demonio nos encontramos ante el misterio del mal y de la perdición eterna. El Catecismo nos lo dice enfáticamente: "Satán o el diablo y los otros demonios son ángeles caídos por haber rechazado libremente servir a Dios y su designio. Su opción contra Dios es definitiva. Intentan asociar al hombre en su rebelión contra Dios" CIC 538.
Una de las tácticas favoritas y que en los últimos tiempos le ha dado muy buen resultado al demonio, como ya lo decía al principio, es el "pasar desapercibido" o hacerle creer a la gente que no existe, y que todo esto es un mito inventado por la Iglesia o en el mejor de los casos, por el mismo hombre ante el misterio del mal, de la enfermedad, etc. De ahí que hoy se busque hacer creer a la gente que dado que el demonio no existe, tampoco existe la tentación, ni la perturbación y posesión diabólica. Sin embargo, el testimonio de la Biblia no deja lugar a dudas sobre la acción del poder del Demonio. Dado que sería muy extenso el análisis de todos los textos en los que Jesús combate al demonio y demuestra así su existencia, nos limitaremos a presentar, a guisa de ejemplo, el caso del "epiléptico endemoniado" (Mt 17,14-18, Mc 9,14-29, Lc. 9,33-45), ya que éste pasaje ha sido usado frecuentemente para decir que Jesús en realidad, lo más que se le puede atribuir al caso, es el haberlo sanado de una enfermedad de tipo psiquiátrica.
El caso del Epiléptico se desarrolla después de que Jesús ha regresado de la Transfiguración, y se encuentra con que sus discípulos no han podido expulsar a un demonio. En este episodio han buscado, como ya decíamos, reducir el exorcismo realizado de Jesús a una simple enfermedad curada por el poder de Jesús. De acuerdo a un especialista, los síntomas presentados por el muchacho corresponderían a un ataque de epilepsia: 1. el enfermo grita; 2. enseguida el enfermo se tira al suelo y se pierde la conciencia; 3. continúa la fase tónica caracterizada por la rigidez; 4. enseguida sigue la fase clónica con movimientos convulsivos, la respiración se hace difícil y le sale "baba", se corre en este momento el riesgo de que el enfermo se muerda la lengua y se rechinan los dientes; 5. finalmente viene la fase de recuperación, la cual siempre es larga y penosa. Todas estas coincidencias ¿prueban que el evangelio confunde la posesión diabólica con una enfermedad? ¿Podemos decir que fue una sanidad o un exorcismo lo que realizó Jesús?
En este pasaje nos encontramos: 1. Que sí se describen muchos de los fenómenos que se presentan en una crisis epiléptica, esto es debido a que muchas traducciones han buscado conducir los síntomas del muchacho hacia esta enfermedad. Sin embargo, el texto griego nos ofrece una interpretación diversa. SPARASSEI no significa que el muchacho fue únicamente precipitado por tierra, sino que fue "destrozado o lacerado" de la misma forma que el arado lo hace con la tierra al hacer el surco (cosa que ocurre con frecuencia en los posesos o endemoniados). Por otro lado se presentan algunos aspectos que no tienen nada que ver con la epilepsia, como es el mutismo del muchacho, los impulsos suicidas al arrojarse al fuego y al agua; la reacción del muchacho al encontrarse con Jesús, todas ellas características que están relacionadas a la posesión diabólica. Por otro lado, de acuerdo a la experiencia de los exorcistas, el demonio usa de las debilidades del poseído incluyendo sus enfermedades. Y vemos que los evangelistas distinguen perfectamente entre poseído y enfermo, ya que mientras con los primeros se establece un diálogo con el demonio y se dan reacciones violentas que terminan con una orden de Jesús, en el segundo se da una terapia en las que se imponen las manos, se unge con óleo u otro signo de curación. Es pues evidente que el demonio es una realidad en el mundo y que puede ser capaz de destruir una vida.


El demonio obra en este mundo con el poder que la misma Escritura le reconoce, lo mismo que la experiencia secular de la Iglesia. Esta acción la ejercita de dos modos: por medio de la seducción y por medio de la constricción. La primera forma de obrar del demonio es también lo que conocemos como la tentación, y consiste en incrementar en nosotros el deseo, presentando por medio de engaños, una realidad que es en sí misma mala y destructora, pero que sabe esconder muy bien bajo la apariencia de un bien, como lo podemos ver claramente tanto en el paraíso como en las tentaciones de Jesús, en donde se les ofrece, el poder, el placer y la gloria. Es la manera como engaña y atrapa a sus víctimas para llevarlas al pecado, que en ocasiones pude incluso llevarlas hasta hacer un pacto con él, a fin de tener todo cuanto le ha sido ofrecido. Esto en principio aparece como un bien, pero pronto se desenmascara descargando sobre su víctima todo su odio, destruyendo su vida y todo cuanto tiene a su alrededor. Debemos saber y recordar siempre que Satanás no tiene amigos, solo esclavos. Es tan hábil que sabe desestabilizar el alma y llevarla a sus terrenos como son el espiritismo, curanderismo y en general la búsqueda del conocimiento al margen de Dios, en donde fácilmente pude ir teniendo mayor participación en su vida hasta incluso llegar a la posesión. Sobre estas prácticas la misma Biblia nos previene (Lv 19,26.31; 20,27; Dt 18,10-11; 1Re 28,7.9-10.13).
Es común escuchar personas que dicen: “le hicieron un trabajito”. Esto se refiere precisamente a esta forma de actuar del demonio sobre terceras personas, las cuales pueden verse afectadas gravemente por enfermedades y desgracias que no encuentran ninguna explicación científico ni normal.
Cuando una personas sospecha que ha sido víctima de uno de estos males es necesario recurrir a un sacerdote que conozca de esto para que ore sobre el y pueda así liberarlo del maléfico o “factura” que lo esta perturbando o afectando físicamente (es por ello que esta oración se llama “oración de liberación". Si la Factura ha sido hecha por una persona que tenga mucho poder con Satanás, no bastará la oración de liberación, sino que incluso será necesario recurrir al exorcismo. Normalmente, ni el mismo demonio, por ser tan soberbio, da mucho poder a los brujos, y generalmente quien ha sido víctima de un “trabajito” puede ser liberado dentro de la oración de liberación.
Debemos decir a continuación, que una de las grandes trampas del demonio es llevar junto con el afectado a otras personas a sus garras. Esto lo logra cuando en lugar de recurrir a un sacerdote, se remite a otro brujo, con lo cual no solo se empeora la situación del afectado sino que el demonio aprovechara de dañar incluso a los que lo acompañan o sugieren a visita al mago o brujo.
En los casos en que esto está ligado a objetos, estos deben ser tratados con mucho cuidado y por alguien que sabe de esto con el fin de evitar daños mayores. El demonio es un ser perverso y utiliza todo cuanto está a su alcance para destruir. Como ya decíamos, las víctimas no sólo son a los que se les hace el maleficio, sino también a quien lo procuró, pues ha entrado a tomar parte activa en el proyecto del mismo demonio.
Por ello el acudir con magos, hechiceros y curanderos lejos de resolver cualquier problema lo empeoran y dificultan, pues lo que podría haber sido algo relacionado con la Psicología puede transformarse en una verdadera enfermedad espiritual e inclusive en una perturbación o una posesión diabólica. Quien lo ha hecho por ignorancia para conocer el futuro, puede estar también él o alguno de los miembros de su familia dañados. Si se ha visitado a uno de estos hechiceros en necesario confesarse y pedir al sacerdote que junto con la absolución ore pidiendo la liberación y rompiendo cualquier caso de perturbación demoníaca que se pudiera haber establecido con la persona.
La forma más grave de intervención del demonio es la posesión. En esta situación quien es dañado por el demonio, puede padecer una serie de enfermedades físicas y psicológicas que lo martirizan terriblemente todas ellas sin cura y sin razón aparente. El demonio actúa desde dentro (por lo que se llama posesión) dejando incluso muy dañada la libertad, por lo que se pueden llegar a cometer acciones perversas por cuenta del demonio.
Aunque no es común que el demonio llegue a poseer a una persona, como lo hemos visto directamente en la experiencia de Jesús, esto puede ocurrir. Para la liberación de este mal en el hombre, es necesario recurrir a un exorcista, el cual no solo tiene que ser un sacerdote, sino que tiene que tener el mandato expreso del Obispo para poder realizar la expulsión de Satanás.
Cuando hablamos de posesión se habla de palabras mayores y el exorcismo es un combate espiritual que mantiene el sacerdote con Satanás. Quien no está preparado para enfrentar esta lucha puede recibir serios daños en su persona y en su salud como nos lo narra el pasaje de los hechos de los apóstoles Hech 19,15-16.
Si alguien supusiera que él o alguno de sus familiares o amigos se encontrara en esta terrible situación, es necesario acudir al sacerdote para que el, en su momento lo remita con el exorcista de la diócesis y de esta manera empezar el proceso de liberación y exorcismo. Acudir con cualquier otra persona, siempre resultará en una situación más grave que la que ya se tenia.
Para realizar el exorcismo, muchas veces el sacerdote se vale de la intercesión de personas de probada virtud y oración que durante la sesión de exorcismo oran e interceden para que el sacerdote pueda luchar contra el demonio.
Hollywood ha distorsionado grandemente lo que es en sí la posesión y el exorcismo. Estas acciones son realmente terribles y nada tienen que ver con lo que se presenta en televisión o en las películas.
Finalmente diremos, al respecto que el Demonio usa de la "constricción (en cualquiera de las dos formas)" sobre dos tipos de personas: a) Aquellas que se abandonan a él con el pecado o con el pacto; y b) Aquellas que constituyen un peligro para su reino. En los santos y en quien busca con radicalidad la santidad, el demonio produce en ellos lo que se conoce como "obsesión", a través de la cual busca desestabilizar su acción, hacerla ineficaz, y que finalmente desistan de este propósito. Para ello usa de todos los medios a su alcance incluyendo la perturbación física.
Padre Ernesto María Caro Osorio
Fuente:
http://www.evangelizacion.org.mx/

1 comentario:

Rosy Alvarez dijo...

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