miércoles, 4 de julio de 2012

CUANDO LA ORTODOXIA SE CONFUNDE CON LA ORTOPEDIA


La inquisición llega a Maryland
JUAN V. FERNÁNDEZ DE LA GALA, delagala@telefonica.net
EL PUERTO DE SANTAMARÍA (CÁDIZ).

ECLESALIA, 17/05/12.- La Iglesia norteamericana vive hoy momentos críticos: la Congregación para la Doctrina de la Fe ha decidido intervenir la Conferencia de Superioras Religiosas de los Estados Unidos (Leadership Conference of Women Religious, LCWR). Lo hace supuestamente para reconducir sus “errores” teológicos y sus “desvíos” doctrinales, especialmente en materia de sexualidad humana (anticonceptivos, homosexualidad, celibato opcional) y para frenar su decidido énfasis en favor de la promoción de la mujer, propósito que, al parecer, choca frontalmente con la ya tradicional misoginia eclesial.
El P. James Martin, director del semanario católico jesuita “AMERICA”, ha tenido estos días un gesto de valentía innegable al recordar  el admirable compromiso de la LCWR con los principios del Concilio Vaticano II y el decisivo papel de estas mujeres en la historia del catolicismo de los Estados Unidos.
Los comentarios del P. Martin quieren ser respetuosos con la jerarquía, pero saben ser igualmente firmes en el agradecimiento expreso a la LCWR, que se han caracterizado siempre por sus reflexiones y actividades encarnadas en el mundo actual y alejadas de las posturas fundamentalistas y los planteamientos preconciliares que hoy se difunden sin rubor desde algunas tribunas eclesiásticas. El P. James Martin entiende perfectamente la perplejidad y la decepción que asoma estos días en el rostro de muchas de estar religiosas, que ven cuestionada la calidad y la “ortodoxia” de su compromiso vital (y no meramente doctrinal) con el Evangelio de Jesús de Nazaret. Las palabras del P. James Martin cobran especial relevancia si pensamos que su antecesor en el cargo como director de la revista “AMERICA”, el P.Thomas J. Reese,  fue cesado en 2005 a instancias de la propia Congregación para la Doctrina de la Fe, por algún editorial en el que se mencionaban, como alternativas de futuro, el celibato opcional o la ordenación femenina. Por fortuna, las nuevas tecnologías impiden que hoy puedan ser silenciadas las voces que reclaman un retorno más fiel a los cauces que el magisterio colegiado de la Iglesia marcó ya en el Concilio Vaticano II y que algunos jerarcas pretenden haber enterrado ya como una vía muerta o equivocada.
La investigación inquisitorial de la LCWR se inició hace ya tiempo, pero no parece casual que tome precisamente estos días el carácter de intervención, destituya a los responsables e imponga al frente de la LCWR al arzobispo de Seattle. El hecho da qué pensar, porque sucede en un momento político delicado en que el presidente Barak Obama ha hecho una apuesta decidida por una sanidad accesible a todos los ciudadanos, la gran asignatura pendiente de los Estados Unidos. Mientras que las religiosas de la LCWR apoyaban esta iniciativa social de Obama, los obispos se habían opuesto a las medidas con unos argumentos que no dejan de tener cierto tinte paranoico: alegan que disponer de una sanidad pública accesible a todos podría ser un modo subrepticio de sufragar abortos con el dinero de los contribuyentes.
Sí, estamos seguros de que las religiosas de la LCWR escucharán respetuosamente las palabras de Roma en un clima de oración y de diálogo, pero ¿querrá escuchar Roma la voz profética de estas mujeres?

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