miércoles, 28 de marzo de 2012

CATÓLICAS POR EL DERECHO A DECIDIR Por: Fernando Álvarez D.





En vísperas de la visita del Papa Benedicto XVI a México, “Mujeres católicas por el derecho a decidir” publicó un desplegado en varios diarios de circulación nacional dirigido al Papa, en representación de las mujeres de nuestro pueblo que son víctimas de la discriminación, de la violencia, a las que no se les respeta, a las que no se les da su derecho a decidir sobre su cuerpo pero que defienden su fe en Cristo y reclaman al Papa y a la Iglesia la congruencia con la doctrina cristiana.

A SU SANTIDAD BENEDICTO XVI

Bienvenido a México, apreciado hermano en Jesucristo, pastor de la Iglesia católica romana.

En este tiempo en que nuestra comunidad vive la cuaresma, tiempo de metanoia, de cambio interior, de cambio de actitud, el cambio que Dios nos demanda es siempre el de una exigencia de justicia, cambiar de una conducta injusta a una justa. Los profetas nos indican que nosotros y nosotras podemos cambiar la historia, podemos determinar el futuro por medio de nuestras acciones.

Te recibe un pueblo profundamente vulnerado y lacerado en su dignidad, un pueblo creyente y esperanzado en la resurrección, viviendo sus días terribles de pasión. Hoy día, querido hermano, este pueblo sufre la violación sistemática de los derechos humanos y el dolor ante la indiferencia de quienes tienen en sus manos la acción de la justicia. El mensaje de Jesús necesita ser revelado constantemente entre nosotras con los signos de los tiempos (Gaudium et Spes 4). Un signo fuerte de estos tiempos en nuestro país es la exigencia de justicia y de respeto a los derechos humanos.

Tu presencia en México la vemos como oportunidad de mirar hacia la novedad del futuro de Dios (Is. 43,18-19), poniéndose al lado de quienes sufren. Esto no es lo que observamos en las actitudes de nuestra jerarquía, que mientras predica con fervor y ardor los derechos humanos a los demás, a los de afuera, deja mucho que desear al respecto en su interior. Y no estamos ante incidentes episódicos, sino ante una evolución estructural demostrada entre otras cosas, por el silencio y el encubrimiento de las denuncias de pederastia clerical en México, sólidamente documentadas por instancias eclesiásticas y civiles.

A diferencia del mensaje de Jesús que reconoció a las mujeres dignidad igual y autoridad moral, esta evolución estructural camina en sentido inverso, negándoles el ejercicio de la libertad de conciencia y el ministerio de servicio sacerdotal. Nos duelen y nos lastiman profundamente las actitudes y las palabras de muchos de nuestros obispos mexicanos, que no atienden, valoran ni respetan los derechos humanos de las mujeres, como indica el documento de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada en Aparecida, Brasil (2007), donde tu voz fue escuchada. Te invitamos a revisar las directrices de la Santa Sede en los espacios internacionales que, a diferencia de lo dicho en Aparecida, obstaculizan el avance de los derechos humanos de las mujeres.

Desde nuestra realidad oramos y trabajamos por una mejor Iglesia y te compartimos nuestros sueños y esperanzas:

Queremos una Iglesia que reconozca a mujeres y hombres como iguales, como portadores de la divinidad, y que fomente con acciones concretas la erradicación de la violencia y de la discriminación.

En México la violencia contra las mujeres se ha incrementado y el feminicidio ha cobrado dimensiones dramáticas; en este escenario la Iglesia no ha dado su palabra de denuncia y exigencia de justicia.

Queremos una Iglesia comprometida con la justicia social y los derechos humanos en todos los ámbitos, una Iglesia amorosa, incluyente y respetuosa de las diferencias y de las libertades individuales.

En México, ante la discriminación que prevalece hacia las juventudes, las mujeres y las diversidades sexuales, queremos que la Iglesia respete su autoridad moral y reconozca el ejercicio de su sexualidad como expresión del vínculo con lo sagrado.

Queremos una Iglesia que reconozca su responsabilidad en el encubrimiento de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos: reparar el daño moral a las víctimas y aplicar la justicia civil y la pena canónica a los culpables.

En México no puede haber silencio ante los casos de Marcial Maciel, Nicolás Aguilar y otros perpetradores encubiertos por la jerarquía católica mexicana.

Queremos una Iglesia que escuche a su feligresía y que sea sensible a los signos de los tiempos, que dedique su mayor esfuerzo al bien común y a su misión espiritual de promover la misericordia y el amor.

En México la jerarquía no debe seguir vulnerando al Estado laico, ni abusando de su poder simbólico en la búsqueda de mayores privilegios.

Querido hermano, esperamos tu palabra profética de denuncia y anuncio de los valores del Evangelio, paz en tu corazón.

Católicas por el Derecho a Decidir

México, DF, a 21 de marzo de 2012


Responsable de la publicación: María Consuelo Mejía

martes, 27 de marzo de 2012

EL ATRACTIVO DE JESÚS Por: Fernando Álvarez D.


 
En la reciente visita del Papa Benedicto XVI a México, se hizo una reflexión en la homilía de la misa del domingo, 5º de Cuaresma y, sobre la cual, nos toca en nuestro ejercicio cuaresmal reflexionar.
“Quien vive exclusivamente para su bienestar, su dinero, su éxito o seguridad, termina viviendo una vida mediocre y estéril”
Jesús nos invita a humanizar el sentido de nuestra vida. El éxito en la vida no se mide en pesos o dólares, sino en hacer la vida de los demás mas humana y llevadera. 

5 Cuaresma (B) Juan 12, 20-33
EL ATRACTIVO DE JESÚS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 21/03/12.- Unos peregrinos griegos que han venido a celebrar la Pascua de los judíos se acercan a Felipe con una petición: «Queremos ver a Jesús». No es curiosidad. Es un deseo profundo de conocer el misterio que se encierra en aquel hombre de Dios. También a ellos les puede hacer bien.
A Jesús se le ve preocupado. Dentro de unos días será crucificado. Cuando le comunican el deseo de los peregrinos griegos, pronuncia unas palabras desconcertantes: «Llega la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre». Cuando sea crucificado, todos podrán ver con claridad dónde está su verdadera grandeza y su gloria.
Probablemente nadie le ha entendido nada. Pero Jesús, pensando en la forma de muerte que le espera, insiste: «Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí». ¿Qué es lo que se esconde en el crucificado para que tenga ese poder de atracción? Sólo una cosa: su amor increíble a todos.
El amor es invisible. Sólo lo podemos ver en los gestos, los signos y la entrega de quien nos quiere bien. Por eso, en Jesús crucificado, en su vida entregada hasta la muerte, podemos percibir el amor insondable de Dios. En realidad, sólo empezamos a ser cristianos cuando nos sentimos atraídos por Jesús. Sólo empezamos a entender algo de la fe cuando nos sentimos amados por Dios.
Para explicar la fuerza que se encierra en su muerte en la cruz, Jesús emplea una imagen sencilla que todos podemos entender: «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto». Si el grano muere, germina y hace brotar la vida, pero si se encierra en su pequeña envoltura y guarda para sí su energía vital, permanece estéril.
Esta bella imagen nos descubre una ley que atraviesa misteriosamente la vida entera. No es una norma moral. No es una ley impuesta por la religión. Es la dinámica que hace fecunda la vida de quien sufre movido por el amor. Es una idea repetida por Jesús en diversas ocasiones: Quien se agarra egoístamente a su vida, la echa a perder; quien sabe entregarla con generosidad genera más vida.


No es difícil comprobarlo. Quien vive exclusivamente para su bienestar, su dinero, su éxito o seguridad, termina viviendo una vida mediocre y estéril: su paso por este mundo no hace la vida más humana. Quien se arriesga a vivir en actitud abierta y generosa, difunde vida, irradia alegría, ayuda a vivir. No hay una manera más apasionante de vivir que hacer la vida de los demás más humana y llevadera. ¿Cómo podremos seguir a Jesús si no nos sentimos atraídos por su estilo de vida?

lunes, 26 de marzo de 2012

¿QUÉ NOS DEJÓ BENEDICTO XVI? Por: Fernando Álvarez



Benedicto XVI ha dejado nuestro país, su visita despertó en la gente que acudió a Guanajuato una gran alegría, en muchas ocasiones escuchamos en la transmisión por televisión que se le confundía con Juan Pablo II, nada qué ver. En realidad, las ceremonias oficiales de bienvenida y despedida, la celebración eucarística, la liturgia de la palabra el domingo, los recorridos en el papamóvil, la homilía, los mensajes, ¿Qué nos deja? ¿Qué nos enseña? ¿En qué cambia nuestras vidas?
El balance no favorece ni enriquece en nada a la Iglesia, que somos todos los católicos. El pueblo de Dios.
Favorece y enriquece, eso si, a los intereses políticos del Vaticano y de Calderón. Las iniciativas pendientes para modificar la Constitución, la relación evidente PAN- Iglesia en pre-campaña electoral. La Iglesia en crisis, con merma creciente en feligresía y en calidad moral.


Por qué en Guanajuato?
¿Será por ser la capital del conservadurismo católico que garantizaba la afluencia necesaria para proyectar en los medios a una Iglesia poderosa?
Las ceremonias solemnes, el protocolo, el enorme aparato de seguridad y comunicación que se desplegó estos tres días, desde luego que impresiona a todo el mundo, pero esperábamos respuestas. Obtuvimos lineamientos muy generales de la doctrina marcadamenpe conservadora que identifica el papado de Benedicto y la declarada disposición de todo el colegio episcopal en seguirlas. Por mencionar un detalle, tal vez sin relación a su mensaje pero que refleja ésta línea, es la solicitud del ceremoniero, a las damas invitadas a las ceremonias, de acudir con falda por debajo de la rodilla. La misa, cantada en latín. La Comunión: de rodillas y en la boca. Un mensaje a los niños, víctimas de la violencia, pero que no menciona en ningún momento, los crímenes cometidos por ministros de la Iglesia en México, su reconocimiento y voluntad por ayudarlos, todo esto hace más evidente lo que pretenden ocultar. Ceremonias en donde la distancia entre el pueblo y la jerarquía de la Iglesia quedan claramente establecidas, no solo físicamente, sino como principio normativo. Una zona VIP, con la clase social privilegiada y fuera del recinto, el pueblo. Una reunión con el presidente en la que se invita a víctimas de la violencia, y a quienes el Papa no escuchó. Solicitud formal de víctimas vivientes de los crímenes del Padre Maciel y otros sacerdotes en México, que no se dignaron contestar, mucho menos aceptar, porque no entraba en la agenda del Papa.  


¿Qué representa Benedicto XVI?
Cualquier cosa menos a Jesús, que nos enseña que los más desfavorecidos son los que están más cerca de Él. <+div>
Que la humildad, la caridad y la justicia se demuestran aceptando las culpas y respetando la dignidad humana.
Si queremos aprender algo de la visita papal a México, debemos ver lo que no vimos, debemos leer lo que no se dijo en los mensajes del Papa. Ahí está la lección.
Hoy se dirige a Cuba. En días pasados, ya de camino en esta gira en América, expresó su criterio an contra del marxismo, calificándolo de caduco. ¿Acaso no es Benedicto XVI quien ha retrocedido cincuenta años en la doctrina de la Iglesia al querer ignorar la pastoral social de la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II?
En Cuba, hay iglesias bautistas, luteranas, metodistas, evangélicas, pentecostales, se practica la santería. ¿Les dirá a los cubanos que la Iglesia Católica es la única verdadera? ¿Qué él es infalible y posee la verdad absoluta?  ¿Que él representa a la “madre” de todas las iglesias cristianas?
En Cuba las mujeres tienen relaciones antes de casarse, y se casan por el civil y se divorcian, usan anticonceptivos y no son castigadas penalmente por interrumpir el embarazo no deseado. ¿Qué les dirá? ¿Qué no deben usar anticonceptivos y que serán excomulgadas? ¿Qué el aborto es un crimen?
En Cuba se reconocen los derechos de la diversidad sexual. El estado cubre los gastos de la cirugía para quienes quieren cambiar de sexo. ¿Les dirá que son contra natura? ¿Que la homosexualidad es contraria al plan de Dios y que el matrimonio gay es una amenaza para el futuro de la humanidad?
Y… Raúl Castro, a todo esto, ¿Se quedará callado?
Todas estas incógnitas hacen muy interesante la visita de Benedicto XVI a Cuba, porque contrasta el conservadurismo radical de la Iglesia con la política progresista de la isla.
Acá todo fue miel sobre hojuelas porque así somos los mexicanos.
“México siempre fiel”  “¡pero México, sobre todo, sabe gritar!



Bibliografía:
Derechos Humanos.- El Papa en Cuba.- Radialistas, Apasionadas y Apasionados.

miércoles, 14 de marzo de 2012

MIRAR AL CRUCIFICADO







Yo me he preguntado muchas veces,  ¿por qué Calderón no da la cara cuando un tribunal internacional lo obliga a pedir disculpas a las víctimas de su guerra contra la delincuencia y a los abusos del ejército? ¿O cuando se le cuestiona sobre su dependencia al alcohol?
¿Por qué Enrique Peña Nieto no quiere debatir, por qué no explica su relación con personajes macabros como Montiel y el Grupo Atlacomulco?
¿Por qué el secretario de seguridad pública Genaro García Luna no reconoce que hizo todo mal en el caso Florence Cassez?
¿Por que La Iglesia, en lugar de atender a las víctimas de sacerdotes pederastas, los niega y oculta a los criminales?
De toda la vida, cuando nos portamos mal, cuando sabemos que hicimos algo malo, evitamos ser descubiertos, evitamos  que “la verdad salga a la luz”.
Pero vivir toda la vida en la oscuridad, entrampados en un círculo vicioso que lleva tapar algo malo con algo peor no es ninguna solución.
Esta semana, 4° de Cuaresma, les propongo leer a Pagola y reflexionar sobre su artículo: “Mirar al Crucificado”. Y descubrir la luz en el rostro de Jesús.
ecleSALia 14 de marzo
de 2012


4 Cuaresma (B) Juan 3, 14-21
MIRAR AL CRUCIFICADO
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 14/03/12.- El evangelista Juan nos habla de un extraño encuentro de Jesús con un importante fariseo, llamado Nicodemo. Según el relato, es Nicodemo quien toma la iniciativa y va a donde Jesús «de noche». Intuye que Jesús es «un hombre venido de Dios», pero se mueve entre tinieblas. Jesús lo irá conduciendo hacia la luz.
Nicodemo representa en el relato a todo aquel que busca sinceramente encontrarse con Jesús. Por eso, en cierto momento, Nicodemo desaparece de escena y Jesús prosigue su discurso para terminar con una invitación general a no vivir en tinieblas, sino a buscar la luz.
Según Jesús, la luz que lo puede iluminar todo está en el Crucificado. La afirmación es atrevida: «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna». ¿Podemos ver y sentir el amor de Dios en ese hombre torturado en la cruz?
Acostumbrados desde niños a ver la cruz por todas partes, no hemos aprendido a mirar el rostro del Crucificado con fe y con amor. Nuestra mirada distraída no es capaz de descubrir en ese rostro la luz que podría iluminar nuestra vida en los momentos más duros y difíciles.
Sin embargo, Jesús nos está mandando desde la cruz señales de vida y de amor.
En esos brazos extendidos que no pueden ya abrazar a los niños, y en esa manos clavadas que no pueden acariciar a los leprosos ni bendecir a los enfermos, está Dios con sus brazos abiertos para acoger, abrazar y sostener nuestras pobres vidas, rotas por tantos sufrimientos.
Desde ese rostro apagado por la muerte, desde esos ojos que ya no pueden mirar con ternura a pecadores y prostitutas, desde esa boca que no puede gritar su indignación por las víctimas de tantos abusos e injusticias, Dios nos está revelando su "amor loco" a la Humanidad.
«Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él». Podemos acoger a ese Dios y lo podemos rechazar. Nadie nos fuerza. Somos nosotros los que hemos de decidir. Pero «la Luz ya ha venido al mundo». ¿Por qué tantas veces rechazamos la luz que nos viene del Crucificado?
Él podría poner luz en la vida más desgraciada y fracasada, pero «el que obra mal... no se acerca a la luz para no verse acusado por sus obras». Cuando vivimos de manera poco digna, evitamos la luz porque nos sentimos mal ante Dios. No queremos mirar al Crucificado. Por el contrario, «el que realiza la verdad, se acerca a la luz». No huye a la oscuridad. No tiene nada que ocultar. Busca con su mirada al Crucificado. Él lo hace vivir en la luz.

viernes, 9 de marzo de 2012

LA INDIGNACIÓN DE JESÚS.- Por Fernando Álvarez D.



En este tiempo de Cuaresma y vísperas de la visita papal a nuestro país, personalmente hago una reflexión sobre las causas por las que muchas personas han decidido separarse de la Iglesia Católica. Es una realidad que en los últimos tiempos, no solo en México, en muchos países se ha dado una pérdida de fe y muchos se han alejado de la Iglesia.
Tal vez, (solo por mencionar un aspecto lamentable de esta crisis en la Iglesia) sea porque el valor que le da el clero al dinero ha estado por encima de la caridad y de la fe.
Me ha tocado ver que en Puebla, en el santuario del Señor de las Maravillas, donde acude a diario mucha gente a dar gracias y pedir favores a la imagen, hay un letrero que dice “Tus intenciones llegan más rápido a Dios en misa” “Puedes pasar a la notaría a pagar por tus intenciones en misa”
O ver, en la Iglesia de los Padres Mercedarios de Arcos de Belén, que para mi son “mercenarios” en lugar de mercedarios, en la noche vieja, cuando toda la gente compra las velas de la Divina Providencia en la puerta del templo, y pasa a buscar su bendición, entrando está un sacerdote sentado con una mesa y un canasto para la limosna y, una vez aportando algo, bendice las velas o las imágenes.
Ya no hay en la iglesia el servicio de auxilio espiritual a enfermos o moribundos, ya es difícil encontrar un padre para confesar o para consultar. Para rezar el rosario en el velorio de un difunto. Las bodas, bautizos, primeras comuniones, y otras ceremonias se cobran con menú de “servicios” extras y muy caros.
¿Qué diría Jesús si viera que el Templo se ha convertido en un Mall Comercial?
Los invito a leer a José Antonio Pagola, sobre “LA INDIGNACIÓN DE JESÚS”
ecleSALia 7 de marzo
de 2012


3 Cuaresma (B) Juan 2,13-25
LA INDIGNACIÓN DE JESÚS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 07/03/12.- Acompañado de sus discípulos, Jesús sube por primera vez a Jerusalén para celebrar las fiestas de Pascua. Al asomarse al recinto que rodea el Templo, se encuentra con un espectáculo inesperado. Vendedores de bueyes, ovejas y palomas ofreciendo a los peregrinos los animales que necesitan para sacrificarlos en honor a Dios. Cambistas instalados en sus mesas traficando con el cambio de monedas paganas por la única moneda oficial aceptada por los sacerdotes.
Jesús se llena de indignación. El narrador describe su reacción de manera muy gráfica: con un látigo saca del recinto sagrado a los animales, vuelca las mesas de los cambistas echando por tierra sus monedas, grita: «No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».
Jesús se siente como un extraño en aquel lugar. Lo que ven sus ojos nada tiene que ver con el verdadero culto a su Padre. La religión del Templo se ha convertido en un negocio donde los sacerdotes buscan buenos ingresos, y donde los peregrinos tratan de "comprar" a Dios con sus ofrendas. Jesús recuerda seguramente unas palabras del profeta Oseas que repetirá más de una vez a lo largo de su vida: «Así dice Dios: Yo quiero amor y no sacrificios».
Aquel Templo no es la casa de un Dios Padre en la que todos se acogen mutuamente como hermanos y hermanas. Jesús no puede ver allí esa "familia de Dios" que quiere ir formando con sus seguidores. Aquello no es sino un mercado donde cada uno busca su negocio.
No pensemos que Jesús está condenando una religión primitiva, poco evolucionada. Su crítica es más profunda. Dios no puede ser el protector y encubridor de una religión tejida de intereses y egoísmos. Dios es un Padre al que solo se puede dar culto trabajando por una comunidad humana más solidaria y fraterna.
Casi sin darnos cuenta, todos nos podemos convertir hoy en "vendedores y cambistas" que no saben vivir sino buscando solo su propio interés. Estamos convirtiendo el mundo en un gran mercado donde todo se compra y se vende, y corremos el riesgo de vivir incluso la relación con el Misterio de Dios de manera mercantil.
Hemos de hacer de nuestras comunidades cristianas un espacio donde todos nos podamos sentir en la «casa del Padre». Una casa acogedora y cálida donde a nadie se le cierran las puertas, donde a nadie se excluye ni discrimina. Una casa donde aprendemos a escuchar el sufrimiento de los hijos más desvalidos de Dios y no solo nuestro propio interés. Una casa donde podemos invocar a Dios como Padre porque nos sentimos sus hijos y buscamos vivir como hermanos.