En San Cosme muchas veces escuchamos las historias, de boca del Sr Cura,
y de nuestros amigos, acerca del Virrey, que aparecía en la casa parroquial y
caminaba rumbo al presbiterio. Vestido a la usanza española antigua, dirigía
sus pasos al lugar en donde conocíamos se encuentra su sepulcro. Alguna vez,
jugando ping-pong en nuestro salón, los amigos que nos encontrábamos ahí,
escuchamos unos pasos que se dirigían a nosotros, pero no llegaba nadie, no
había nadie, y se lo atribuíamos al Virrey. Susto tras Susto. El cuadro del
monje franciscano, cuyos ojos brillaban al fondo de su capucha y era lo único
que podía apreciarse de su cara y que alguna vez vieron deambular también por
los pasillos. ¡Chácharas! Gritaba el ¡"Chacharitas”, personaje en la parroquia
en aquellos años, a quien el padre permitía habitar un cuartito en la casa
parroquial y quien, bajo el efecto hetílico de su agua bendita también nos
platicaba haber visto al Virrey.
El 27 de septiembre, fiesta de los Santos Cosme y Damián, se organizaban
las kermeses y participábamos poniendo los puestos que nos prestaba el Pato
Pascual y en los puestos de juegos, gelatinas, raspados, -una vez, de colores
raros, azul, morado, verde, que tuvieron mucho éxito a pesar del frío que
hacía- el grupo de señoras con la tómbola y los pasteles, las madres del Verbo
Encarnado con el comedor en el claustro, ofreciendo pozole, mole y otros
antojos, mis papás, en el registro civil, -ahí me casaron con Carmen, y treinta
y tantos años después, a la fecha seguimos disfrutando aquella unión- la cárcel,
en donde una vez pusimos al “pelochas”, cráneo que rescatamos de los restos
humanos que se exhumaron en las reformas del templo.¡Qué recuerdos!
Pero ¿quién mejor que Alberto Barranco para hacernos éstas remembranzas?
Aquí les presento la segunda parte de
Ciudad de
la Nostalgia/ Historias de San Rafael
Segunda
parte
Por
Alberto Barranco Chavarría
Por
Alberto Barranco Chavarría
Y dicen que a Don Domingo de Cantabrana lo sorprendió una terrible
tormenta a la mitad del camino hacia Tacuba, buscando refugio en el convento, y
"siendo obsequiado por los religiosos durante la noche, con los agasajos
que su pobreza les permitía dar".
Tan profunda fue su gratitud, que de su peculio salió el costo de la
iglesia, sin exigir el patronato correspondiente, en lo que al amanecer de la
Nueva España había sido hospital de indios forasteros, atendido por los
franciscanos recoletos de la reforma de San Pedro Alcántara, y más tarde el convento
de los Descalzos Viejos.
La obra, cuya primera piedra colocara el arzobispo Payo Enriquez de
Rivera, duró dos años y cuatro meses.
La consagración llegó el 13 de enero de 1675.
En el presbiterio de la hoy parroquia de San Cosme y San Damián, eje, referencia,
signo urbano del barrio que lleva el mismo nombre ("La parte más amena,
más saludable y agradable de la ciudad", escribiría
Manuel Ramírez Aparicio en su obra "Los conventos suprimidos en
México"), y de la colonia San Rafael, estuvo alguna vez el sepulcro del
Virrey Marqués de Casafuerte y Caballero de la Orden de Santiago, Juan de
Acuña.
A la muerte, por problemas de gota, del hombre al que el pueblo
bautizara como Gran Gobernador, se ordenó disparar los cañones cada 15 minutos,
hasta totalizar 467 truenos. Y cada media hora las campanas todas repicaban a
duelo. Y en toda Nueva España se celebraron 400 misas. Y 180 cofradías fueron a
la procesión del cadáver...
Y aunque la procesión de locatarios del mercado llegaba cada 27 de
septiembre, fiesta de los santos Cosme y Damián, con mariachis, estandartes y
porras al calce. Y aunque las posadas se vivían al calor de las letanías, el
olor de los tejocotes y las piñatas rellenas de zapotes. Y aunque en la
festividad del Santo Cura de Ars, el párroco José Fidel Quintana convocaba a
los ricos más ricos de la colonia a comer en el átrio con los pobres más
pobres...
...la página más colorida de la iglesia eran sus kermesses, a las que no
faltaba la tómbola, el pozole, las enchiladas de mole, las naranjas con chile
piquín; el tiro al blanco con dardos; la capirotada, el atole champurrado, las
quesadillas de flor de calabaza; los huevos con confeti, los pollitos vivos, el
registro civil...y la cárcel para los reacios a casarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario