lunes, 28 de noviembre de 2011

Pablo Richard: ‘Mientras haya pobres, habrá Teología de la Liberación’






Entrevista a Pablo Richard
Segunda Parte.-
Mayra Rodríguez. Encargada de comunicaciones del Consejo Ecuménico Cristiano de Guatemala,

jueves, 26 de mayo de 2011.


MR: En uno de sus últimos análisis: "Pedofilia y poder”, usted hace afirmaciones muy arriesgadas. Habla de confrontar la actitud de la Iglesia católica, por un lado frente al fenómeno pedófilo y, por el otro, frente a la Teología de la Liberación. Afirma que la homosexualidad puede ser una opción legítima si está guiada por una ética de amor y fidelidad y que la exclusión de la mujer de la estructura jerárquica católica es la otra cara de la masculinización absoluta del ministerio clerical, llegándose a preguntar cómo se analizarían esos problemas si la mujer, ordenada como cardenal, tuviera acceso a altos cargos dentro de la estructura jerárquica de la Iglesia.

¿Existió alguna reacción de la curia católica a sus planteamientos o simplemente los obviaron para silenciarlos?





*** PR: La iglesia tiene terror a hablar de estos temas. Tiene miedo. Con ese artículo yo no recibí ninguna crítica de parte de la jerarquía, y es debido al temor que hay en relación a los temas.

Hoy día en la ética de la Teología de la Liberación aceptamos, por ejemplo, que la homosexualidad es una manera de vivir, es una opción. Pero la Iglesia y su jerarquía no entran en estos temas por el temor a que se desate una discusión donde no tienen mucho que decir, pues son temas que no se discuten.

Estos son problemas de la modernidad y la Iglesia católica los ha rechazado: no quiere saber de la homosexualidad o de la participación de las mujeres. En este último por ejemplo, no hay un solo argumento, ni bíblico ni teológico, para excluir a la mujer del sacerdocio y la Iglesia lo rechaza, porque tiene una visión pre-moderna de lo que es la mujer.

En fin, la Iglesia no habla mucho de estos temas, porque no sabe que decir, y cuando ha entrado, ha entrado mal, ha ocultado a pedófilos, no ha escuchado a las víctimas, no ha hecho análisis a profundidad, porque si entra a esta discusión van a surgir muchos más problemas para la jerarquía por su posición tan conservadora.

MR: También en su espíritu de lo que pudiera llamarse "un provocador teológico” ha dicho que no existe una Iglesia, sino modelos en cómo ser Iglesia; y se refiere a uno dominante y tradicional que fenece de manera irreversible ante otro que busca, precisamente, uno alternativo y más contextualizado. A su juicio, ¿qué características o hacia dónde debe enfocarse ese modelo calificado por usted de emergente?

*** PR: El modelo de la iglesia de cristiandad ha entrado ya en una fuerte crisis, es irreversible y se avecina un colapso, porque no tiene los elementos ni fundamentos teológicos ni teólogos o teólogas para superar esta situación. La pedofilia ya es un signo muy serio de esa crisis profunda, y peor aún el ocultamiento que la iglesia ha hecho de ello. Evidentemente y aunque no como una consecuencia directa, la gente va a recurrir al modelo alternativo, va a buscar en la Iglesia de los pobres, una manera de vivir su fe.

Entonces esta Iglesia emergente, de los pobres, la Iglesia del pueblo de Dios, debe tener las siguientes características:

Primero, una opción preferencial por los pobres y contra la pobreza: hay que crear estructuras en la Iglesia para vivir con ellos (los que viven con VIH/Sida, los marginados, los de la calle, etc.) Ahora mismo son muchos, pero son invisibles a la sociedad y esta situación es algo que la Iglesia debe transformar.

Segundo, las comunidades eclesiales de base: donde se une la oración y la comunidad, no importa que sean pocos y pocas, lo que cuenta es la calidad.

Para la Iglesia de la cristiandad lo importante es la cantidad, porque tienen criterios comerciales, de mercado. Me atrevo a decir que no importa que la Teología de la Liberación muera, en tanto que no sigan muriendo los pobres, pero que mientras haya pobres, habrá teología de la liberación, habrá Iglesia del pueblo de Dios.

Tercero, la lectura popular de la Biblia: lo mejor que podemos hacer en este tiempo de crisis es devolver la Biblia al pueblo, con libertad y autonomía. Por 400 años la Iglesia estuvo sin Biblia, pero el Concilio Vaticano II rompió con esta tradición y la devolvió al pueblo.

Cuarto, la Teología de la Liberación: Hay que dejar de hacer lo que ha provocado que ya no se haga teología. Hay que perder el miedo, superar la teología del miedo: los laicos le temen al cura, el cura al obispo, el obispo al Vaticano y el Vaticano a la Teología de la Liberación…. Se debe dejar el miedo y tener fe.

Quinto, una Iglesia autóctona: es la que nace de los mismos pueblos que van descubriendo el Evangelio.

Sexto, la vida religiosa se inserta: en los ambientes de las y los marginados y despreciados.

Séptimo, los nuevos ministerios: hay que desacralizar y "desacerdotizar”, superar distancias entre laicos y clérigos, que desaparezcan las divisiones. Y aquí exclamar: ¡NUNCA MAS UNA IGLESIA SIN MUJERES! Deben ser integradas como maestras, sabias, teólogas, que asuman todas las funciones del presbiterado.

Octavo, Iglesia como centros de formación: las y los laicos son el futuro de la Iglesia, por lo que la formación es importante.

Noveno, una Iglesia de profetas y mártires.

Y por último, en décimo lugar, evitar las contradicciones innecesarias y crecer donde están las fuerzas. No sirve criticar y gritar contra la Iglesia de la cristiandad, pues los dos modelos de Iglesia no viven separados y confrontados entre ellos. Los modelos se entrecruzan. Encontramos signos de la presencia de Dios en la Iglesia de la cristiandad y signos de cristiandad en la Iglesia de los pobres.

MR: Hagámonos la idea de que usted es un doctor en medicina y tiene que dar el diagnóstico de un enfermo que, en su historia clínica, tiene por nombre Teología de la Liberación: ¿Cuál sería su pulso y su presión arterial?

¿Padecería una dolencia pasajera, cáncer o habría que redactarle un dictamen necrológico en el actual contexto político y eclesiológico de América Latina?

*** PR: No podría dar un pronóstico fatídico, porque, de hecho, hay un resurgir de la Teología de la Liberación, aunque la Iglesia lo niegue. La lectura popular de la Biblia, las comunidades eclesiales de base, son una fuerza que no pueden detener. Los pobres mismos necesitan de esta Iglesia, la necesitan para sobrevivir. No es la Iglesia que necesita de dinero para sobrevivir, sino pobres que necesitan de la Iglesia para sobrevivir. Y esto es por todos lados en El Salvador, en Guatemala, en Costa Rica y en muchas otras partes del mundo.

Movimiento Teologìas Para La Liberaciòn -Chile Correo
: opcion_porlospobres_chile@yahoo.com

martes, 22 de noviembre de 2011

Mientras haya pobres, habrá teología de la liberación.




Primera Parte.-

ADITAL – 27/05/2011

Pablo Richard: ‘Mientras haya pobres, habrá Teología
de la Liberación’  
Entrevista a Pablo Richard

Mayra Rodríguez. Encargada de comunicaciones del Concejo Ecuménico
Cristiano de Guatemala,  
jueves, 26 de mayo de 2011.

No hay dudas. Todo teólogo es un provocador como mismo lo fue Jesús
para su época, afirmación que tiene origen en las confluencias que existen entre la máxima figura del cristianismo y sus seguidores más raigales, de mayor compromiso con los pobres, cuando se trata de explicar la Biblia desde la realidad misma del ciudadano de este mundo.

 

Tener ante mí al chileno Pablo Richard, doctor en Teología y Ciencias Bíblicas fue una fiesta de la palabra. Un hombre que se ha licenciado en Sagradas Escrituras en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, un arqueólogo de la Biblia que se especializó científicamente en la propia Jerusalén, resulta siempre un descubrimiento cuando, desde detrás de ese bonachón rostro, aflora una ética inviolable, una inteligencia pocas veces vista, pero sobre todo, un cristiano comprometido con su realidad, que es la realidad de la pobreza en América Latina y la necesidad de un análisis teológico que contribuya a la liberación plena del ser humano como criatura de Dios.

Mayra Rodríguez: ¿Qué huella queda en Pablo Richard de aquel
Movimiento de Cristianos por el Socialismo de los años ’70, criatura nacida de la llamada Teología de la Liberación?

*** Pablo Richard: La Teología de la Liberación fue un movimiento muy importante que hizo posible la convergencia entre fe y política, porque normalmente los cristianos, cuando había un gobierno progresista o socialista, siempre estaban en la oposición, y fue la Teología de la Liberación la que permitió que la fe fuera más liberadora, y correspondió a los partidos políticos descubrir que el cristianismo tenía una orientación liberadora.


Fue la opción que permitió a los cristianos participar en los movimientos políticos sin perder su fe, lo cual fue nuevo, porque antiguamente los cristianos que tenían una opción política eran normalmente de derecha, y los partidos de izquierda excluían a los cristianos, en un paralelismo que no se tocaba.

La total convicción que queda en mí de aquel movimiento cristiano, es que no hay ninguna incompatibilidad entre cristianismo y socialismo, pero en procesos concretos, el ayudar a las y los cristianos a participar en política sin perder su fe, fe que se radicaliza al profundizar en la realidad.

MR: ¿Qué opinión le merece la afirmación de que la Teología de la
Liberación fue abortada por los abruptos rumbos de la Iglesia hacia la derecha en América Latina?

*** PR: Depende, porque hay una Iglesia de "cristiandad” que ha destruido todo lo que se había construido en las décadas de los ’60 a los ’80 y que está cada día más a la derecha. Pero,también existe la Iglesia de la liberación, de las comunidades eclesiales de base, la Iglesia de los pobres, que sigue estando en la línea liberadora y que está cada día más viva hoy en América Latina, en la medida en que el sistema neoliberal y la Iglesia de cristiandad van entrando en crisis, las personas buscan una alternativa y esa la ofrece la Teología de la Liberación. En América Latina, sólo en los últimos 10 años, se han salido 50 millones de la Iglesia católica, y no porque se hayan ido a otros grupos religiosos, sino porque la Iglesia no les dice nada, y esto es parte de la crisis de la "cristiandad” que no da ninguna respuesta a los problemas modernos.


MR: Cuando usted vislumbra la actual realidad de América Latina,
donde cada vez son más comunes los desastres naturales y los cambios climáticos que acentúan los niveles de pobreza, además de otros males como la corrupción, la violencia y las drogas, ¿cómo sostener esa Palabra de Dios como fuente de vida y esperanza, que anunciaba usted a las puertas del actual milenio?

*** PR: Primero, debe haber un análisis de la realidad, de esta economía de mercado de inspiración neoliberal que se mantiene gracias a salarios bajos y destrucción de la naturaleza. Es cierto que hay muchos sectores de la Iglesia que están metidos en este sistema neoliberal, pero hay también personas que hacen la lectura de la palabra de Dios y grupos
bíblicos que están preocupados por esta crisis debida a la destrucción de la naturaleza. Leonardo Boff escribió un libro paradigmático en este sentido: "El grito de los pobres y el grito de la Tierra”, que hay que escuchar ambos.

Entonces, hay muchos movimientos de la Teología de la Liberación en la línea ecológica. Ahora justo ahí la construcción de toda una teología sobre el agua, como un bien que está a punto de entrar en crisis. De la destrucción de los medios naturales y la destrucción de la gente, por este sistema, la teología de la Liberación es la que más habla, y muchas veces ni los grupos políticos ni la Iglesia hablan. El tema ecológico es un tema muy vivo, especialmente en la teología india, donde ya se habla mucho del "Pachamama” en América del Sur por ejemplo, en la defensa de la tierra y del agua, donde participan mucho los grupos progresistas de las iglesias.

Por ejemplo, la reciente consulta en Cancún sobre las medidas a tomar frente al cambio climático y el calentamiento global; que si se sube de dos a tres grados va haber catástrofes derivadas de esos cambios y los países industrializados no aceptan ni quieren tomar medidas, porque proteger la naturaleza es el peor negocio para ellos, pues se necesita reducir el avance del mercado, pero ellos quieren más y más ganancias y si se destruye la naturaleza, poco les importa.

Si todo sigue igual, si no hay cambios, la tierra no llega al año 2025. Ya estamos sobregirados, hemos abusado de la tierra sacándole más de lo que puede dar, pero muchos no se han dado cuenta que la tierra es redonda, y que si explotas para allá, más delante te va a llegar por la espalda. Entonces la Iglesia ha desarrollado una teología muy sabia, cuando aborda la ecología, y esto es parte de la Teología de la Liberación
.

Continuará.

 

jueves, 17 de noviembre de 2011

EL BESO IMPOSIBLE. Por: Fernando Álvarez


Hoy, un beso ficticio causa escándalo. Un fotomontaje entre dos líderes religiosos, en el que aparecen dándose un beso en la boca, su santidad, el Papa Benedicto XVI y el Imán de la Mezquita Al-Azhar de El Cairo, Ahmed Mohamed el-Tayeb. La foto, una de las que el grupo empresarial textil  Benetton utiliza como tema para su campaña publicitaria. El Vaticano protestó enérgicamente porque lo considera una falta de respeto a la figura papal y una molestia para los fieles católicos. La Iglesia está resuelta a tomar medidas para evitar la propagación de esa imagen, un beso que ofende.

Según creemos los católicos, el amor al prójimo es el principal mandamiento de la Ley de Dios. Y el beso es la demostración física de amor, tolerancia, respeto y admiración hacia nuestro prójimo. La cabeza de la Iglesia debería ser congruente con su doctrina. La actitud soberbia, intolerante y hostil no es lo que Jesús predicó, antes bien, ponía la otra mejilla a quien lo ofendía.

Un ejemplo que ilustra claramente la congruencia, aunque a veces sea incomprensible para el entender general, es el famoso beso de Javier Sicilia a Beltrones. Luego de exponer su posición en defensa de las víctimas de la delincuencia y de la fallida estrategia en contra de ésta, Sicilia sello este acto con un beso, que él mismo explicó, se trató de un acto de humildad y de confianza en la naturaleza humana, que antes que nuestras posiciones políticas, está nuestra dignidad como seres humanos.

Quien se proclama como guía moral de una enorme feligresía no debería demostrar soberbia homofóbica. no con motivo de la difusión de una imagen en la que el tema es la utópica tolerancia, respeto y amor entre dos líderes religiosos.

Y de paso, servir a una empresa trasnacional en sus fines publicitarios.


Pero, el beso, tema del escándalo publicitario, ¿Quién lo inventó? ¿De dónde viene esta costumbre de acercar bocas, apretar labios y besar a otra persona?

Unos dicen que lo inventaron… los bebés. Mamando y mamando, se entrenaron para besar.

Otros dicen que lo inventaron las mamás de esos bebés… En tiempos de las cavernas, antes de que existieran las papillas, las mujeres masticaban los alimentos para sus hijos y se los iban pasando como hacen los pajaritos.


El beso. Hay mil teorías sobre su origen. Dicen que los romanos comenzaron a besarse debido a una ley que prohibía a las damas tomar vino.

“A ver chiquita… la boca… se me hace que te echaste tus copítas… a ver, voy a probar otra vez. “
Alcoholimetro familiar. Cada día, los esposos debían verificar el aliento de sus mujeres.

En el siglo sexto, la sociedad occidental aceptó el beso entre adultos como expresión de afecto.

Francia tomó la iniciativa e introdujo la costumbre de besarse en los bailes de salón.

La nobleza rusa copió este hábito y las bodas quedaban selladas con un beso público.

El cristianismo siempre miró como sucios y pecaminosos los besos de amor. Los padres, hasta la fecha, ven mal que dos jóvenes se besen y los mandan muy lejos por pecadores. En la liturgia de la Misa, en las bodas,  se suprimió el famoso “Puede besar a la novia” Son cosas que no se deben ver, que hay que ocultar, tal vez porque son cosas que ellos mismos hacen a escondidas.

Todavía en plena Revolución Industrial estaba prohibido besarse en la calle o en lugares públicos.
 
Guanajuato debe estar todavía en esa época, con un gobierno panista que prohíbió los besos en la vía pública, aún con el famosísimo Callejón del beso. ¡Va usted a creer!

Pero corrieron los años… y corrió mucha saliva entre las bocas de los amantes.

Hoy nadie se escandaliza por un beso, aunque cada pueblo tiene su forma de besar.

Los chinos nunca se besan en público y los birmanos… (SNIFF) más que besarse, se olfatean. (Así lo hace también mi perrita y no es de Birmania).

Holandeses y franceses se estampan tres besos en las mejillas.

Españoles e italianos se conforman con dos.

Mientras que los británicos, si se dan uno, es porque hay mucha confianza, a diferencia de los rusos que, hombres con hombres, se pegan un sonoro beso en los labios.

En América Latina, salvo en el Cono Sur, el beso en la mejilla se reserva a las mujeres mientras que los hombres nos saludamos con un apretón de manos. ¡Muy machos!

Mientras tanto, el beso de los esquimales es de nariz con nariz.

El beso. Los hay de todo tipo.

El beso de la Bella Durmiente…  y el beso de Judas.

El beso apasionado de los amantes

 El beso frío de la muerte.

El beso francés, con lengua incluida.

Y el beso de la mafia italiana, en la boca del sentenciado.


En el referido Callejón del Beso, en Guanajuato, cuentan estos chistes de los besos:

El beso del monaguillo: El que mete la lengua, hasta tocar la campanilla.

El beso árabe: Saliva va, saliva viene, pero con la lengua se entretiene.

El beso del columpio: Cuando la babita les queda colgando.

El beso del torero: “¡Déjate chiquilla…!” y agarrándose el rabo.

El beso del policía: Agarrándose la macana.

El beso del microondas: 5 minutos y ya están bien calientes.

El beso de la vaquita: …con cualquier buey…

El beso de la paleta: besa que besa, hasta llegar al… final.

Besar la mano, besar la frente, besar los labios y besar todos los rinconcitos del cuerpo amado.

Y después de tanto hablar del beso… no nos importa cuál haya sido su origen ni su historia…

Sólo nos queda enviarles nuestro mejor beso para todos y todas ustedes

lunes, 7 de noviembre de 2011

EN LA MANO O EN LA BOCA. Por Martín Valmaseda




Conflictos en  Israel, hambre en África (por ejemplo), invasión en Asia o Latinoamérica por tropas del imperio … Y, sin ir tan lejos:  asesinatos y extorsiones en Guatemala, niños muertos por desnutrición  en Guatemala,  corrupción en Guatemala…
Pero a pesar de  eso  la pequeña vida de cada día tiene que seguir y en Guatemala  la gente sigue yendo al mercado, al futbol, a la milpa, a las distintas iglesias.  
Muchos, en su iglesia se olvidan, desgraciadamente, del hambre en África y de los niños muertos por desnutrición. Algunos pastores y padres  en el templo, intentan  recordar a los fieles   lo que sucede  en el mundo. Procuran hacerles pensar y orar sobre  lo que sucede en otros países y en su tierra.
“Ya se está  metiendo el padre en política -dicen algunos- al templo  venimos a rezar; nos olvidamos  de lo que sucede ahí fuera…”
En las iglesias católicas, a  mitad  de la misa, el padre levanta un  trocito de pan blanco y redondo: “tomen y coman que esto es mi cuerpo”.
Los fieles se acercan y comen  este trocito redondo.  Luego irán a su casa a almorzar. Como complemento de la hostia pequeñita  que  comieron, seguirán comiendo en familia algo más sustancioso. Pero  otros se tendrán que contentar  con mucho menos. Completarán el menú de la misa con unas tortillas con sal o chile, acaso unos frijolitos.
 Un teólogo (Leonardo Boff) cuenta en uno de sus libros (“Los sacramentos de la vida”)  que una mujer se acercó al padre después de misa:  “Padrecito fui a  comulgar   porque    tenía hambre y no había podido  encontrar nada  que llevarme a la boca.”
“Tomen y coman, que esto es mi cuerpo”. Había dicho el padre. Un poco después, ayudado por  algunos “ministros”  cuando hay mucha gente,  se pone a dar ese pan, cuerpo de Cristo, a los que se acerquen.
Para celebrar esa ceremonia, que es tan sencilla aparentemente, podemos ver  reacciones muy distintas. ¿Quieren que hagamos un repaso de los diferentes modos como la gente comulga? Veamos:
1.- Los (las) que se  complican: Se acercan,  hacen una genuflexión, luego la señal de la cruz y se besan los dedos, luego juntan las manos y sacan la lengua, después de comulgar algunos (son casos conocidos) se quedan de rodillas allí mismo y no dejan pasar a los de detrás que se ponen nerviosos…
2.- Los (las) que lamen:  Sacan una lengua larga y cuando les van a poner lo hostia  en ella  le dan un lametón en los dedos al  ministro , que con disimulo se limpia en la manga.
3.- Los (las) boquita de urna: su boca escomo  una urna  de votos  con abertura  estrechita.  El ministro tiene que apuntar cuidadosamente para introducir en ese angosto buzón el redondelito sagrado. A veces falla el golpe.
4.- Los (las) que muerden.- abren una boca de tiburón y cuando  el celebrante les da  el pan la cierran de prisa y si se descuida, le muerden un dedo.
5,. Los (las) indeciso(a)s.- acercan la cabeza, la apartan, la mueven de un lado a otro  y  hay  que ejercitar la puntería para  darles  la comunión.
6.- Las mamás en ejercicio.  – Son las mamás que se acercan con sus bebés. Es una situación simpática.  A veces  el tiernito está mamando y con él no hay problema.  A veces el tiernito se  anda revolviendo y mirándolo todo. Cuando se acerca la mamá, el  alarga el bracito. Si te descuidas te quita la hostia y hace la primera comunión a los cinco meses. Si usted está atento escuchará la carcajada de los ángeles. El repartidor de la comunión  (si no es un  escrupuloso) también se reirá  bajito.
Llevamos seis casos, seis, número diabólico y no se me ocurren más…. ¡Ah sí!.  El  7.
El siete es. el (la) “anticuado(a)”:  El anticuado se acerca  a comulgar  y cuando el padre dice “el cuerpo de Cristo” él  alarga la mano abierta. Le colocan la eucaristía en su palma. El se lleva el pan a  la boca , comulga y se vuelve a su sitio. Y ya está.
No está del todo. Entonces  quien  no ha oído hablar del  concilio que hubo hace unos 50 años, se asusta y piensa que es una falta de respeto. ¡Tocar la eucaristía con la mano!…¿¡a dónde vamos a parar!?. Debe  de ser más  santa la lengua que la mano, para que se asusten de eso.


Algunos  que comulgan  en la mano, dicen con cierta razón que es por higiene, que en el tiempo actual, con los peligros de contaminación de los  alimentos es más  seguro  este sistema de la mano que no te venga contagio por  la boca y los dedos.
Aunque, no me van a creer, hay  algunos presbíteros (sacerdotes)  que se escandalizan de que un cristiano corriente reciba la comunión  en la mano.
Seguramente los escandalizados no recuerdan a  un tal Jesús de Nazaret  que,  cuando estaba cenando con aquellos pescadores  de manos ásperas,  les dijo  (fue el primero, y el único, a quien se le ocurrió): “tomen y coman, que esto es mi cuerpo”. Luego  partió  en trozos un pan, un pan de verdad (no una galleta  finita como la de hoy). Se lo fue dando… en la mano, claro, en la mano rugosa y manchada de aceite  y grasa de cordero que habían comido antes.   Se metieron el pan en la boca lo masticaron, con los ojos abiertos de asombro, pensando: “… ¡Esto es su cuerpo que se entrega por nosotros!…  Eso de  entregarse anuncia  peligro, tal como  anda este  país…”.  Y en efecto, poco después no les dijo  “pueden ir en paz” sino: “levantémonos y vámonos de aquí”.  Salieron hacia el Huerto de los Olivos”. La continuación de lo que pasó ya la saben.
Pero estábamos hablando de la comunión. La comunión de aquellos  pescadores y de  todos los  que los años después  se les unieron.
Cuando  aquel condenado resucitó y les levantó la moral,  los seguidores del resucitado se siguieron reuniendo  en cenas para recordarlo. Volvieron a  compartir la comida y a  partir el pan recordando su vida y   sus palabras: “coman , esto es mi cuerpo”. Luego lo repartían y compartían en sus manos de trabajadores y trabajadoras y se lo llevaban a la boca.
Si  en aquellos días  alguno o alguna  hubiera dicho: “a mí no me lo des en la mano. Dámelo  en la boca, en la boca”… Le hubieran contestado: “¿pero en la boca por qué? Eres un niño pequeño?. ¿No sabes  compartir la comida con todos  normalmente, como una persona mayor que tiene manos  y sabe lo que hace?”…
Pero esta es una historia muy antigua. Al cabo del tiempo, a alguien se le ocurrió decir que  mejor en la boca, que seguramente Jesús se había equivocado.  Y ahí nos tienen.
Hoy entre quienes presiden  la  celebración de la misa hay dos maneras de pensar.  Unos prefieren  dar la comunión en la boca, otros en la mano. Por lo que se ve  quienes la dan en la mano a quienes quieren, no les importa  dársela también en la boca a quienes la prefieren así.
Pero tengo la impresión de que  muchos que la dan en la boca lo hacen  queriendo obligar a que siempre y para todos sea  así y se irritan contra  quienes ponen la mano.
Desde luego empeñarse en  esa lucha, mientras vemos en el mundo conflictos en  Israel, hambre en África (por ejemplo), invasión en Asia y Latinoamérica por tropas del imperio… y sin ir tan lejos:  asesinatos y extorsiones en Guatemala, niños muertos por desnutrición en Guatemala, corrupción en Guatemala…
Que cada uno tenga libertad de  comulgar como quiera.   Que nos preocupemos   de lo importante: de que la comunión sea el compromiso para seguir  a quien  dijo: “Esto es mi cuerpo que se entrega por ustedes”.   Que  después de comulgar, en la boca directamente o a través de la mano, vayamos entregando nuestra vida para que  acaben las corrupciones, y las guerras; que haya pan o tortillas  para que todos las compartamos en la mano, en la boca, nos lleguen al estómago y nos calienten el corazón.