Una amiga de la infancia, llorando me platica el motivo de su tristeza. Ella es homosexual y sufre la discriminación no solo de sus compañeros de trabajo, sus amistades, su familia, sino también de la Iglesia.
Ella es católica, de hecho nos conocimos en San Cosme. Su sobrina va a hacer su Primera Comunión y la eligió a ella como madrina.
En los preparativos para la primera
comunión, acude a la iglesia junto con su pareja y el padre le dice que no
puede ser madrina porque es homosexual y eso es una perversión,
“Así lo dice La Biblia en el libro
del Levítico, capítulo 18, versículo 22, escucha… “No tendrás relaciones con un
hombre, como se hace con una mujer. Esto es abominable”
“Está claro, no? ¡Lo dice La Biblia
y punto!”
Yo le daría las gracias al sacerdote
por educar a la gente en la Ley de Dios y cada vez que se intenta defender la
homosexualidad se menciona ese versículo de La Biblia y punto. Sin embargo yo
quisiera que usted, padre me aconsejara sobre otras leyes divinas y cómo
cumplirlas, por ejemplo:
Si yo quisiera vender a mi hija como
sierva, tal como dice el Libro del Éxodo, capítulo 21, versículo 7, ¿Cuánto me
darían por ella, en ese mercado del sureste donde se trafica con niñas? La
Iglesia debe estar de acuerdo con eso pues así lo dice la Biblia.
También el Levítico, capítulo 25, versículo 44 nos
enseña que podemos poseer esclavos y esclavas siempre y cuando sean adquiridos
en naciones vecinas. Ahora me explico porqué estamos tan a gusto con el
tránsito de indocumentados de México a Estados Unidos y Canadá, ¡Se trata de la
Ley de Dios! Lo que no me explico es ¿por qué no opera lo mismo de Canadá y
Estados Unidos hacia México y no tenemos esclavos gringos y canadienses?
También la Biblia nos manda no tener
contacto con ninguna mujer durante su periodo de impureza menstrual, Levítico, capítulo 18, versículo 19. La
cuestión es que se ofenden cuando les digo que, por cumplir piadosamente con lo
que dice la Biblia, les pregunto ¿cuándo te toca?
Y entonces, como durante siete días son
impuras y no pueden pisar el templo sagrado de Dios, ¿no sería conveniente poner en todos
los templos un letrero bien grande y visible que diga: “SE PROHIBE LA ENTRADA
DE PERROS, VENDEDORES AMBULANTES Y
MUJERES MENSTRUANDO”?
Tengo un vecino
que insiste en trabajar los sábados. El Éxodo capítulo 35, versículo 2, dice
claramente que ha de recibir la pena de muerte. ¿Estoy moralmente obligado a
matarlo yo mismo? O mejor dejo que ese trabajo lo haga Calderón y El Equipo de
la Policía Federal, que lo hace tan bien, total, son daños colaterales y
bíblicos.
Y, padre, por favor,
en El Levítico, capítulo 18, versículo 21, dice que no puedo acercarme al altar de Dios si tengo
un defecto en la vista. He de confesar que tengo siete cirugías en mis ojos, mi
agudeza visual es del 30%, ¿le podría hacer una rebajita a esta exigencia?
Y, padre, por último, como nuestro guía espiritual,
díganos ¿qué debemos hacer? En Guanajuato, un señor que trabaja su tierra y
tiene una granja, no cumple con lo que se dice en el Levítico capítulo 19,
versículo 19, ya que planta dos cultivos distintos en el mismo campo, y también
lo incumple su mujer, ya que lleva prendas hechas de diferentes tejidos,
algodón y poliéster. Él, además, se pasa el día maldiciendo y blasfemando. ¿Es
realmente necesario llevar a cabo el engorroso procedimiento de reunir a todos
los habitantes del pueblo para matar a pedradas a esa pareja como pide el mismo
Levítico en el capítulo 24, versículos 10 al 16? ¿No podríamos sencillamente
quemarlos vivos en una reunión privada, como se hace con la gente que duerme
con sus parientes políticos, tal como se indica en el libro sagrado, capítulo
20, versículo14? Sé que usted, padre, ha estudiado estos asuntos con gran profundidad, así que confío plenamente en su ayuda.
Gracias de nuevo por recordarnos que la palabra de Dios es eterna e inmutable. Y punto.
2 comentarios:
Fer:
Desgraciadamente, tanto en la Ley de Dios como en la Ley hecha por los mortales, existe la discrecionalidad de la aplicación de la la ley!!!!
Atte. Joel
Fer, un chiste muy ad hoc:
Moisés, Jesús y un viejito decidieron disputar un juego de golf, y el campo se llenó de fanáticos antes del partido.
En el hoyo considerado como el más difícil porque tenía un lago en el medio, Moisés tiró primero.
La pelota salió disparada, cayó en el medio del lago y se
hundió. Moisés caminó hasta el borde, alzó su palo, hizo
que se abrieran las aguas, bajó caminando hasta donde
estaba la pelota y, de un golpe, la sacó del fondo.
Con sólo otro golpe, la metió en el hoyo, y la gente aplaudió emocionada.
Luego fue el turno de Jesús.
La pelota salió igualmente disparada, e igualmente fue
derecho al lago, pero de repente se detuvo y quedó
suspendida a escasos centímetros de la superficie.
Jesús caminó entonces sobre las aguas y con un golpe
preciso, mandó la pelota directamente al hoyo.
La ovación de la gente fue ensordecedora.
Por último, le tocó el turno al viejito..
La pelota, una vez más, cayó en el lago y se hundió, y
el público hizo un respetuoso silencio preguntándose qué
podría hacer el pobre viejo.
De pronto, del agua saltó un pez con la pelota en la boca
y, justo en ese momento, pasó un águila que lo pescó al vuelo.
El águila se alejó volando por el límpido cielo llevando
al pez en su pico, mientras éste sostenía aún la pelota.
Entonces, como salida de la nada, apareció una nube negra, y de ella brotó un rayo que, pegando certeramente en la cabeza del águila, la hizo caer.
En su descenso, el ave soltó al pez, el pez soltó la
pelota y ésta cayó exactamente en el hoyo.
Primero se hizo un silencio dramático y luego la gente,
enloquecida, irrumpió en cerrado aplauso para el viejito..
Jesús se acercó entonces al viejito, que sonreía tímidamente, y le dijo:
- Papá... dejate de joder. Atte Joel
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