jueves, 5 de julio de 2012

DOS MANERAS DE MIRAR A JESÚS:.- Por: Martín Valmaseda


No tenemos ningua fotografía de Jesús. Ni siquiera retratos por algún pintor de su época. No estaba Jesús para muchas pinturas. 
 
Hay algunas leyendas como la del “mandilyon”  que cuenta cómo un día, al secarse  Jesús la  cara,  quedó su  imagen impresa . Lo mismo que el velo de la Verónica  cuando le secó la sangre, camino de la cruz…
Leyendas.
También  se  guarda en Turín la “sábana santa”  que algunos defienden  con argumentos científicos, como  auténtica impresión  del cuerpo de Jesús … mientras otros la rechazan también  con análisis científicos.


En los primeros tiempos  de la Iglesia también se le representaba como buen pastor con la oveja  sobre los hombros.
No quiero hacer una historia de las imágenes de Jesús en la pintura y la escultura durante  estos veinte siglos.
Tampoco quiero presentar las imágenes que  se han multiplicado  desde que existen la imprenta, la fotografía, el cine  o las imágenes digitales ,  con máyor  o menor  acierto.
Generalmente, por la influencia de los  pintores  europeos  y las películas   “made in  USA”, junto con un  velado racismo, se ha presentado un Jesús “canche”, rubio,  con ojos azules como nacido en  Alemania o  Massachusetts.
Hoy se  presentan muchas imágenes artificiales de Jesús. Se le han añadido aureolas, mantos, coronas, luces como fuegos artificiales,  que lo han deshumanizado. Se le ha desencarnado, como si no fuera realmente hombre.
Pero también  -al revés -  algunos han  insistido en  imágenes  sangrientas de la pasión,  escenas truculentas  como  si solo fuera un cuerpo de condenado.
También a veces se  presenta en templos  o centros religiosos  un primer plano  de una película con el rostro de…. “Ese no es Jesús dicen los que   han visto al actor en otras películas. Es Robert Powell”.
Pero en la mayoria de las imágenes se le ha separado de  algo muy importante para los creyentes: Un Jesús para y con la comunidad  humana. Jesús con la gente.
Entre  tantas imágenes me propongo seleccionar  solamente dos,   resumiendo lo que  pensamos de Jesús  quienes  creemos en  Él: hijo del Padre celestial e hijo del hombre  (como  a Él  mismo le gustaba llamarse, según  se lee  en el vangelio )
Pues  para ello  les presento primero esta imagen:
                                         Jesús en la cola de los  hambrientos.

Está dibujada   por   Fritz  Eichenberg  .  Nacido en Alemania ,  de familia judía, huyó de  la furia racista de Hitler .  Vivió y murió en Estados Unidos (1901-1990).   Allí  colaboró con Dorothy Day, una santa mujer entregada al servicio del pueblo, de los más pobres. Dorothy , entre sus muchas acciones  solidarias,  abrió casas de acogida en  Nueva York.  Esta colaboración le inspiró a Eichenberg dibujos como éste que publicó en “the catholic worker” (el trabajador católico). El periódico  estaba  publicado por  Dorothy y  Peter Maurin, otro profeta al servicio de los pobres
El dibujo  es  reflejo de la pobreza  en un país aparentemente muy rico. En los barrancos  de su historia caen demasiados marginados  que no aparecen en la prensa.
  “Jesús  en la cola de los hambrientos”  es  el retrato moderno  de este “hijo del hombre”. El  Jesús humano  que, resucitado, está hoy presente en las víctimas de la injusticia. El podría cantarnos  la estrofa del cubano Martí:
“Con los pobres de la tierra   +  Quiero yo mi suerte echar  +  El arroyo de la sierra  + me complace más que el mar”
Pero  pasemos a otro  “retrato” de Jesús que  simboliza su  unión      con El  Padre celestial:
 
Supongo que se sorprenderán. Puede que pregunten: según tú, ¿cuál de estos tres personajes  representa a Jesús?.
Y les contestará  el autor  de la pintura, Andréi Rubliov ( o Rublev)   artista  ruso  que murió hacia  1430.  Se le considera uno de los más grandes pintores de iconos (las pinturas religiosas del arte bizantino, en la iglesia griega y rusa). Este  cuadro lo pintó  para la iglesia de la Trinidad. Hoy está, como muchos cuadros religiosos,  en un museo.
Igual que  comentamos sobre el dibujo de Eichenberg, esta pintura es una representación simbólica.  A primera vista no  refleja  la unión de Jesús con “los pobres de la tierra”  sino con el Padre y el Espíritu, según  su misma  expresión: “El Padre y yo somos una misma cosa”.
No voy a explicar todo el simbolismo de este cuadro, ( pueden encontrarlo en :      http://es.wikipedia.org/wiki/Andr%C3%A9i_Rubliov ) pero sí destaco algunos aspectos importantes: 
La pintura representa a tres ángeles cuyas alas se juntan.
Rublev  quiere destacar la unidad  en la divinidad  de las tres personas y, a la vez, la  diferencia  de sus misiones.
Jesús está representado en el centro. A la izquierda, según mira el espectador,  el Padre. A la derecha el Espírito Santo. Los rostros de Jesús y el Espíritu se inclinan con reverencia ante el Padre.
Los rostros  de los tres son iguales .Todos llevan un bastón, antiguo signo de autoridad.  El color  azul de sus ropas refleja la divinidad. Pero  Jesús  además  viste una túnica roja, símbolo de la sangre que derramó.
En el centro de los tres está la copa de la eucaristía, la comunión, la unidad. 
Podemos hablar  de la unidad y la distinción de Dios, llamando a esta pintura, en vez de Trinidad:  la Santísima “comunidad”. 
Las personas,  a su imagen y semejanza  vivimos la unidad  de seres humanos y  la  diversidad  de personas. Pero  en nosotros se produce la tensión  de  los seres que se agitan entre  sus  deseos   de vivir en paz, de quererse, de ser todos uno… con las divisiones, horribles enfrentamientos y crímenes y luchas por el poder…
Pueden ustedes, teniendo presentes las dos pinturas, pasar los ojos  del Jesús profundamente hombre, humillado  y sumergido en la miseria con gran parte de la humanidad,  al  Jesús sumergido en Dios, viviendo la vida divina.
Podemos ir mirando una imagen y la otra y mientras acariciamos las dos pinturas con los ojos, como si fueran una sola imagen,  pensemos  cómo, los que nos llamamos seguidores   de   Jesús, no conseguimos  ser fieles a esta santísima comunidad.  Sentimos el ansia que late en el fondo de  nuestra pobre realidad :  querríamos llegar a  los luminosos colores de Rublev,  a esa feliz unidad  en nuestras diferencias.   
Al mismo tiempo  nos revolvemos  en las  sombras,  el blanco y negro de Eichenberg, la humanidad que  sufre toda clase de  marginaciones, miseria, aplastamiento.  Los pobres seres  encogidos en una cola por si les toca algo en el reparto.  Allí. sin que muchos se den cuenta, espera turno para el comedor de caridad  un tal Jesús de Nazaret, el que se sienta con el Padre y  el Espíritu,  en torno a la copa de  eterna comunión . El que sigue llamando  a Dios : padre, papá. Y sigue siendo el Hijo del hombre.

miércoles, 4 de julio de 2012

CUANDO LA ORTODOXIA SE CONFUNDE CON LA ORTOPEDIA


La inquisición llega a Maryland
JUAN V. FERNÁNDEZ DE LA GALA, delagala@telefonica.net
EL PUERTO DE SANTAMARÍA (CÁDIZ).

ECLESALIA, 17/05/12.- La Iglesia norteamericana vive hoy momentos críticos: la Congregación para la Doctrina de la Fe ha decidido intervenir la Conferencia de Superioras Religiosas de los Estados Unidos (Leadership Conference of Women Religious, LCWR). Lo hace supuestamente para reconducir sus “errores” teológicos y sus “desvíos” doctrinales, especialmente en materia de sexualidad humana (anticonceptivos, homosexualidad, celibato opcional) y para frenar su decidido énfasis en favor de la promoción de la mujer, propósito que, al parecer, choca frontalmente con la ya tradicional misoginia eclesial.
El P. James Martin, director del semanario católico jesuita “AMERICA”, ha tenido estos días un gesto de valentía innegable al recordar  el admirable compromiso de la LCWR con los principios del Concilio Vaticano II y el decisivo papel de estas mujeres en la historia del catolicismo de los Estados Unidos.
Los comentarios del P. Martin quieren ser respetuosos con la jerarquía, pero saben ser igualmente firmes en el agradecimiento expreso a la LCWR, que se han caracterizado siempre por sus reflexiones y actividades encarnadas en el mundo actual y alejadas de las posturas fundamentalistas y los planteamientos preconciliares que hoy se difunden sin rubor desde algunas tribunas eclesiásticas. El P. James Martin entiende perfectamente la perplejidad y la decepción que asoma estos días en el rostro de muchas de estar religiosas, que ven cuestionada la calidad y la “ortodoxia” de su compromiso vital (y no meramente doctrinal) con el Evangelio de Jesús de Nazaret. Las palabras del P. James Martin cobran especial relevancia si pensamos que su antecesor en el cargo como director de la revista “AMERICA”, el P.Thomas J. Reese,  fue cesado en 2005 a instancias de la propia Congregación para la Doctrina de la Fe, por algún editorial en el que se mencionaban, como alternativas de futuro, el celibato opcional o la ordenación femenina. Por fortuna, las nuevas tecnologías impiden que hoy puedan ser silenciadas las voces que reclaman un retorno más fiel a los cauces que el magisterio colegiado de la Iglesia marcó ya en el Concilio Vaticano II y que algunos jerarcas pretenden haber enterrado ya como una vía muerta o equivocada.
La investigación inquisitorial de la LCWR se inició hace ya tiempo, pero no parece casual que tome precisamente estos días el carácter de intervención, destituya a los responsables e imponga al frente de la LCWR al arzobispo de Seattle. El hecho da qué pensar, porque sucede en un momento político delicado en que el presidente Barak Obama ha hecho una apuesta decidida por una sanidad accesible a todos los ciudadanos, la gran asignatura pendiente de los Estados Unidos. Mientras que las religiosas de la LCWR apoyaban esta iniciativa social de Obama, los obispos se habían opuesto a las medidas con unos argumentos que no dejan de tener cierto tinte paranoico: alegan que disponer de una sanidad pública accesible a todos podría ser un modo subrepticio de sufragar abortos con el dinero de los contribuyentes.
Sí, estamos seguros de que las religiosas de la LCWR escucharán respetuosamente las palabras de Roma en un clima de oración y de diálogo, pero ¿querrá escuchar Roma la voz profética de estas mujeres?