lunes, 22 de agosto de 2011

LOS NIÑOS DEL HAMBRE




¿Encuentras a Somalia en el mapa? Es un país pequeño, en el llamado cuerno de África, con diez millones de habitantes.

Es también tu país, porque en Somalia y los países vecinos, nacieron los primeros seres humanos, antepasados de toda la humanidad. Y desde Somalia y los países vecinos migraron y fueron habitando todo el planeta.

Somalia, como toda África, fue la gran víctima de Europa. Durante cinco siglos los países europeos traficaron carne humana. Arrancaron de su tierra a millones de seres humanos y los vendieron como animales en los puertos de América. El repugnante comercio de esclavos y esclavas duró hasta hace muy poco, hasta finales del siglo 19.

Todavía en el siglo 19, Somalia era colonia de Inglaterra, Italia y Francia. En 1960, después de haber saqueado todo lo posible, los países colonizadores aceptaron la independencia de la República de Somalia.

La tranquilidad duró poco. Apenas nueve años después de proclamada la independencia, el golpe militar de Siyad Barre acabó con la naciente democracia. Siyad Barre fue, a su vez, derrocado en 1991. Y desde entonces hasta hoy dura la guerra civil entre los clanes. Veinte años de violencia que han dejado al país en ruinas con más de 300 mil muertos y un millón y medio de desplazados.


Somalia es hoy un país sin instituciones ni ley. Transparencia Internacional lo ha calificado como el más corrupto del mundo. El más empobrecido del mundo también.

A la guerra entre los clanes, se sumó la intervención norteamericana, los acostumbrados abusos del Fondo Monetario y el Banco Mundial, y las atrocidades cometidas por los cascos azules de Naciones Unidas.

Y a esto se sumó el fanatismo religioso de la milicia de Al Shabab que pretende instalar un régimen islámico con la “sharia”, una ley intolerante que prohíbe la música, el fútbol y los sujetadores. Una ley despiadada hacia las mujeres y hacia los extranjeros.

Y al fanatismo religioso se sumaron los bombardeos norteamericanos buscando terroristas y la venta libre de armas en Mogadiscio, la capital.

Y a tantas calamidades se suma ahora la sequía, la peor en décadas. Paisajes desérticos, árboles secos, pueblos enteros sin una gota de agua, animales muertos por los caminos. Niños muertos también.



Hambre en Somalia. Miles y miles huyen cada día hacia la capital, Modadiscio. Hacia Kenia, hacia cualquier parte. En estos tres últimos meses, han muerto 30 mil niños y niñas por hambre. 800 mil más están condenados a morir en pocos días.



Hambre en Somalia y cinismo en los países ricos. Un avión bombardero B-2 cuesta 2,400 millones de dólares. Con el precio de un solo avión B-2 podrían comer los 800 mil niños y niñas somalíes, los condenados a muerte por hambre. Podrían comer durante cinco años.



Los países que más saquearon a Somalia fueron Inglaterra, Italia y Francia. Estos tres países tienen un presupuesto militar anual de 200 mil millones de dólares. Solamente con que renunciaran al 1 por ciento de ese gasto militar, sólo con el 1 por ciento, podrían salvarse las vidas de todos los niños y niñas de Somalia.



El presidente Obama, que no tuvo reparos en recibir el Premio Nobel de la Paz, presentó el presupuesto militar gringo para el 2011, el mayor de toda la historia. Un presupuesto de 700 mil millones de dólares. Con ese presupuesto podría comer toda la población de Somalia, los diez millones de somalíes, durante 100 años.



Cinismo de los gobiernos que se llaman cristianos. Y cinismo de las iglesias que se llaman cristianas. El Papa Benedicto 16 exhortó al mundo a no olvidarse de las víctimas de la hambruna africana. Pero la visita del Papa a Madrid ha costado 60 millones de euros. Con ese dinero se salvarían miles de vidas africanas.



Está bien. Que el Papa viaje a Madrid. ¿Y por qué, antes de viajar, no subastó una de las innumerables y ostentosas custodias que se amontonan en el Vaticano, custodias fundidas con oro y diamantes robados de África? Con el precio de una de esas joyas inútiles podrían comer todos los niños y niñas de Somalia, que son los verdaderos templos de Dios.

BIBLIOGRAFÍA.-


http://www.rebelion.org/noticia.php?id=134149

miércoles, 10 de agosto de 2011

Al pan, pan y al vino, vino. Por: Fernando Álvarez



A las cosas por su nombre.-

Al pan, pan y al vino, vino. Este refrán nos dice que hay que mencionar a las cosas por su nombre correcto.

Actualmente, las cosas que oímos en los medios de comunicación nos han acostumbrado a referirnos a las cosas que conocíamos con un nombre, de diferente manera a la que estábamos acostumbrados.

Por ejemplo: antes nos castigaban cuando hacíamos alguna travesura, ahora se aplican correctivos.

Antes íbamos a la discoteca, ahora los chavos van al antro.

Antes, había pasos a desnivel, ahora se llaman deprimidos.

Antes teníamos abuelitos, ahora son adultos en plenitud.

Antes había prostitutas, ahora son sexo-servidoras.  

Antes la policía hacía razias, ahora son operativos.

Como dice Eduardo Galeano en su libro “Patas  arriba”:

Porque en este mundo patas arriba, también las palabras han cambiado su significado.


Porque las palabras deben ser… políticamente correctas

El capitalismo luce el nombre artístico de…

 … economía de mercado.

El imperialismo se llama ahora…

 … globalización.

Las víctimas del imperialismo se llaman…

 … países en vías de desarrollo.

El oportunismo se llama…

 … pragmatismo.

La traición se llama…

… realismo.

Los pobres se llaman…

personas de escasos recursos.

La expulsión de los niños pobres del sistema educativo se conoce bajo el nombre de…

… deserción escolar.

El derecho del patrón a despedir al empleado sin indemnización ni explicación se llama…

… flexibilización del mercado laboral.

El lenguaje oficial reconoce los derechos de las mujeres entre…

… los derechos de las minorías…

… como si la mitad masculina de la humanidad fuera…

 … la mayoría.

En lugar de dictadura militar, se dice…

… proceso.

Las torturas se llaman…

… apremios ilegales

O también…

 … presiones físicas y psicológicas.

El saqueo de los fondos públicos por los políticos corruptos responde al nombre de…

… enriquecimiento ilícito.

Los muertos en batalla son…

… bajas militares.

Y los civiles asesinados en la guerra se llaman…

 … daños colaterales.




BIBLIOGRAFÍA 

Eduardo Galeano, Patas Arriba, Catálogos, Buenos Aires, 1998.